ÁRBOL DE TROMPETILLAS.
A
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riadna me llevó
hasta el fondo de su invernadero y en
una esquina me mostró un árbol delgado de unos tres metros de alto, cuyas ramas
frondosas se asemejaban a una mujer irguiéndose lentamente, mientras contenía
en sus brazos una gran cesta rebosante de frutos. La posó y me dijo: – El Floripón, ha sido un regalo que vino de
América. Antiguamente sus hojas se usaban en rituales mágicos. Se fumaban y las
visiones eran más nítidas. Algunos llegaron a atravesar el túnel sin retorno posible.
Escuchaba y
miraba con tanta fascinación, que Ariadna me invitó a contemplarlo desde el
suelo, y me tumbé con los ojos cerrados, al abrirlos un sin fin de flores
blancas, laberínticas me cantaban, la
Reina de la
Noche comenzaba su canto.
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