Horizontes en perspectiva abriéndose en un abanico de azules verdosos, intensos en los que navegan botellas al mar con versos.
El jardín oculto en el centro de la casa, el deleite de los sentidos, la armonía del color, la serenidad de la forma que imita a la naturaleza con su geometría sagrada, el susurro del agua en la fuente, movimiento de los azulejos que te conducen al centro para soñar con un cielo abierto, cuajado de estrellas que desciende hasta el espejo del estanque. No hay loto sin barro.
Riad casa tradicional, hogar que se abre sobre sí mismo hacia el interior. Afuera quedan los muros, las puertas regias, cerradas con el picaporte en el que a veces aparece una hamsa, y en el interior aguardan los exquisitos rincones en los que poder ver sin ser vista en los que soñar un cielo enmarcado, en los que comunicarse de tu ventana a mi ventana entre el claroscuro, jugando con la luz para sólo tus ojos puedan contemplarme mientras abajo la charla sigue al amor de un té.
Hilos dorados, madejas luminosas, para dar la bienvenida a la más grande Oum Keltum, la voz que no deja el corazón indiferente, el sonido que se mantiene durante la madrugada. Los compases de La ya Habibi alcanzarán la hora en que un hilo blanco se distinga del negro y seguirán sonando después de tu salat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario