LGHALGA
M
|
e adentré en el palmeral mientras escuchaba los primeros rezos. Me
dejé llevar por el olor de los dátiles, por la luz que se iba filtrando entre
las hojas de estas palmeras frondosas y me caí. Las espinas se clavaron en uno
de mis pies y en mis manos, el dolor fue tan punzante que creí que no iba a
poder caminar.
Al examinarme, Halifa extendió un
ungüento hecho con el látex de emana de la lghalga y logró extraer las espinas.
Luego me dijo que las hojas de esta
planta, también se usan contra picaduras de escorpiones y víboras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario