Las
hojas de los lotos se elevan sobre las aguas del lago, se asemejan a sombrillas que casi pueblan el
horizonte y entre ellas el puente roto se eleva. Entre las hojas de loto brotan los capullos
rosados con los pétalos cerrados sobre si mismos siguiendo el camino de la
espiral estremecen el borde de las carnosas hojas. Ante el objetivo contemplamos el temblor de
los labios ante la proximidad de la boca golosa y decidida a robar un beso, en
esos segundos previos a la fusión la lengua se adelanta, abriendo camino, es el
loto que abre sus pétalos sobre el lago de Hangzhoe, es el primer beso de la diosa tras encarnarse en mujer. La belleza
nos cautiva y entre fotos nos perdemos del resto del grupo. Naty me pregunta:
- ¿Tienes miedo?
- No, estando
contigo no, a qué iba a temer. -
Nos quedamos bajo la copa de un gran árbol a esperar
a que regresaran a buscarnos, dado que no conseguimos ver dónde estaban y nadie
hablaba inglés, ni nosotras chino.
Al
caer la noche a las orillas del lago expectantes aguardamos a que comience a
sonar la música de Kitaro y al ritmo de sus Impresiones sobre el Lago del Oeste
los actores van deslizándose sobre la superficie del agua, narrando una de las
historias de amor más antiguas de China. La voz de la tradición oral se suma a
la tecnología y vibramos con la historia de amor de la leyenda de Luisanjie. El
director de cine Zhangyimou con un elenco de cientos de personas y este entorno
privilegiado narra esta historia que sin duda cautivó a Marco Polo.
Los
cuerpos de cientos de actores se coordinan bajo las hojas del loto y forman una
corriente de agua sobre la que los peces saltan, merecidos por la mágica luz de
las linternas que, señalan la senda a los amantes. Luz, sonido, agua y cuerpos
fusionados en la interpretación de las tradiciones.
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