PINCELADAS
GASTRONÓMICA
China
es un viaje hacia el interior, descubrir las texturas de esas setas chinas que se deslizan con una
escurridiza suavidad hacia la garganta, tras jugar al escondite con los dientes
y fundirse en una apasionada entrega a la lengua. Lo bocados que te permiten
los palillos son un desafío a la gravedad y un deleite que te lleva a vivir
intensamente el instante presente, en su plenitud. En ese bocado que se
introduce de pato laqueado en Beijing te sorprenderá por la variedad de
texturas, que van desde la porosidad de la torta de arroz, al crujir del
cebollino con su aroma a tierra mojada por la lluvia, y a la vez el sabor
agridulce del pato denso, y jugoso se expande hasta tu paladar y los aromas
sutiles te embriagan mientras saboreas y contemplas como pliegan una nueva
tortita con elegancia, para ofrecerte el siguiente bocado. Los colores giran en
el centro de la mesa y los aromas intensos abren el apetito. Las posibilidades
infinitas de combinaciones están al alcance de un par de palillos.
Sabores
perfumados por las flores que acompañan la serpiente en el centro del plato.
Al
paladar llegan los vapores de sabores que oscilan desde el salado, al amargo,
agrio, dulce y picante. Sabores frescos que compiten con el tofu fermentado,
compartiendo texturas secas y fluidas. Aperitivos que se deshacen en la boca
cual manjar añorado, oloroso y sabroso. La comida china rica en matices se
asienta en tu memoria.
Y
en la cámara la foto de la fuente vacía
en la que en su fondo dejamos lo más suculento para los chinos, las patas del
pollo que usan como mondadientes.
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