sábado, 5 de noviembre de 2016

Reflexología



REFLEXOLOGIA
Recuerdo las risas en la sala de masajes, cuando me dieron aquellos pantalones cortos  hechos con una tela que parecía un retal de unas cortinas. La confianza que se iba tejiendo entre las mujeres de distintos continentes, unidas por el viaje, y comadres en la misma batalla contra la hinchazón en los tobillos.  Nos sirvieron un té y nos indicaron que metiéramos los pies en la bolsa que se sujetaba en los bordes de aquellas bañeras pequeñas en las que con esencias los pies se iban ablandando. Las risas iban siendo sustituidas por un silencio reconfortante, placentero a medida que los chicos con sus dedos hábiles iban presionando las plantas de nuestros pies, estirando los dedos… Optamos por varones para atender a aquellas seis mujeres, y me enterneció su equilibrio, entre su necesidad de permanecer con nosotras hasta recibir su dinero y la necesidad de intimidad para cambiarnos. Con su mirada huidiza respetuosa me siento tan cómoda que me cambié con comodidad como si estuviera en la antesala de un hamman, o en un vestuario con otras mujeres.

Los pies se hinchan y al llegar al hotel sus manos suaves y frías alivian mi cansancio y activan el drenaje de mis líquidos retenidos. Un masaje que agradezco y me devuelve a la placidez con que contemplábamos los lotos sobre las aguas  abrirse, con sus tonos rosados, blancos, al caer la tarde sobre el lago de Hangzhou. - Xie, xie- . Son tus manos sabias las que despiertan la capacidad de regeneración de mi alma, porque llegan a un nivel profundo y deshacen esa acumulación de toxinas. Gracias, gracias, por este regalo que me permitió descansar alguna noche en profundidad, y alguna mañana iniciar el día con energía renovada, sintiéndome más etérea.

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