sábado, 25 de enero de 2014

Alunizaje

¿Y si despertara miedo en la gente,
o solo asco,
o sólo compasión?
¿Y si hubiera nacido no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?
   Wislawa Szymborska
ALUNIZAJE
10/09/08

Mañana será el primer día de verdad, el primer día real, hasta ahora son los mundos de los adultos/as, de las paranoias, de las realidades recreadas por  los poderosos, que no son menos reales, y ante ellas, hay formas de eludir, de evadirse, de no escuchar, de "defenderse", de huir. Pero mañana con ellos la realidad será tangible, visceral, ineludible, autentica, no habrá escape posible. Son la cruda realidad, lo que somos: animales, en estado más puro, animales sociales, dañados, con sus capacidades mutiladas, con sus arrebatos, con su impronta pura, con todo lo que reprimimos los demás desatado, la pulsión, no hay escondite, no hay huida.
No hay más que un camino, mirarles a la cara, no sentir miedo, porque lo huelen, manejarlos, no perder el autocontrol, jugar como la equilibrista en esa quebradiza y frágil frontera que, nos separa y mantener la calma. No aspiro a nada mañana, a ver a quienes tengo delante, a que me sigan y en esa danza que sea yo la que dirige, la que lleva con tranquilidad, y si pasamos la mañana sin agresiones, sin ataques epilépticos, sin perretas interminables, tranquilos y enteros, sin hematomas, sin heridas, el día será un éxito. Lo demás no es real, no cuenta, no está en las prioridades, así que música: Moon River que le gusta a uno de ellos en múltiples versiones, música relajada, una pelota, colores para pintar, para trazar líneas, para dibujar sin más, para ver qué saben imitar y poco más. Aquí no me sirve Richy, aquí no me sirven los cuentos, aquí estamos desdentados, sin armaduras, frente a ellos. Aquí hay que cuidar la espalda, no tenerlos nunca detrás, estar atenta, y transmitir tranquilidad, seguridad, el incienso estará presente más para mi quizás que para ellos, no lo sé, estará, (canela, azahar) y vamos viendo. Si aprendí algo tras estar aquí, hace nueve años, es que es importante que una esté bien, para que ellos estén bien. Aquí aporto mi paciencia, mi tranquilidad, esa decisión y seguridad que transmito (y no es tan férrea como parece) y nada más. Es una prueba de resistencia, es un ramadán distinto, mi ramadán particular, un ramadán en el que ayunar de títeres, de cuentos, de creaciones literarias con ellos a varios manos, que no sobre ellos.  Veremos que me trae de nuevo este puerto, Gijón.

11/09/08

Hay días y días, hay noches de insomnio, noches en que el sueño no llega, y el día comienza metido en lluvia, una lluvia pertinaz, voraz, y en el aniversario del derribo de las gemelas, un deseo se expande a las 9.30, hoy es otro 11S esperamos que no sucumba nadie, que la mañana discurra sin ataques epilépticos, sin agresiones, ojalá el día sea bueno para todas y todos.
Un nombre y una cara en una fotografía al pie del bus, no sabemos cuál de los Christian es el nuestro:
- ¿Cuantos hay?
- Tres.
_ El mío será pequeño, debe ser ese,…  se parece a la foto.- Susurra la maestra nueva.
- El mío será mediano tirando a grande digo yo,. ¿cómo quieres al tuyo? ¿de qué talla?
 Y la risa brota bajo la lluvia insistente, cada una lleva a su criatura hacia adentro, hacia su colegio.
Hoy faltan muchos, la vuelta es dura sin la menor duda, y las puertas se van cerrando en el pasillo, una tras otra.  Llueve, llueve en abundancia y un avión surca el cielo. "¿Qué es eso? " pregunta ante el clamor de los motores. Son las primeras palabras legibles, con sentido, hasta ahora y repite: ”avión, avión”. Quiere levantarse, ¿quiere encontrarlo en el pedazo de cielo o sólo deambular sorprendiéndose ante su imagen en el espejo?.
 Camina en círculos, busca la música, quiere tocar las notas, jugar con ellas, inventar un lenguaje nuevo y tararea, tararea Moon River, mientras no es capaz de quitarse la chaqueta, ni sacar el bocadillo de mortadela que, su madre le ha preparado, ni pedir ir al baño.
Suda, suda y tira de los pelos a otro compañero, no sabe cuando empieza, cuando acaba lo que le rodea, la música es la constante, el hilo del guión. Derecha, izquierda, todo se mezclan en un caos interno, en el que la música logra entrar sin resistencias, sin dolor, y la aparente felicidad de su rostro te devuelve la certeza de que el día no ha sido malo, ha sido un primer día sin sentirte inútil. Al menos habéis colocado el escenario, sillas que se suben y se bajan, las ayudas son múltiples para agarrar una cera, para colgar la mochila, quitarse y ponerse la chaqueta, peinarse, escuchar, esperar, sentarse, iniciar y concluir cualquier acción. Mañana es una incógnita, quizás las palabras nítidas: "puta, coño", susurradas hoy en tu presencia, mañana las exprese con la misma firmeza con que hoy, se las lanzó a la cuidadora. Mañana, la música y puede que el olor invadan la estancia en la que el sol al menos entra y esta será la primera vez, en que no pasarás frío en la clase.
Y hoy la sorpresa ha sido encontrarme con Mónica contando el cuento de Pulgarcito, contando a sus alumnos y al mío, a siete enanitos, un cuento en el que mi voz subía y bajaba, durante esas inflexiones escuchaban tres de ellos, el resto a ratos. La alegría brotó de dentro, era casi increíble pero cierto. Entre los aullidos de Rafa, sus gritos y su rostro desencajado, los intentos de abalanzarse sobre la cabeza del adulto, de un adolescente con una sonrisa que se asemeja a una máscara, la fusión entre el cuerpo de la frágil niña y la pierna de la maestra, se da la escucha atenta ante los ronquidos del ogro, y el temor de los hermanos de Pulgarcito pidiendo ayuda. ¿Será la magia de los cuentos? ¿Será la fuerza de la narración?, ¿ o será la necesidad de narrar que habita en mi, lo que hace posible la construcción de esta escucha atenta por parte de tres personas?.




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