jueves, 26 de diciembre de 2024

Ecos

 

Ecos

Los deseos  revolotean entre el vapor de agua y el amor del calor húmedo en el clarooscuro de la atmósfera de relax que logra destensar los cuerpos la imaginación se alborota y vuelven a hacerse presentes los sonidos del tambor del gambri, las darbukas mientras muy lejos quedan la lluvia y el frío  pertinaz que el exterior del Gran Hamman de Marraquech en Bordeaux  rompe el arco de medio punto de una fachada neoclásica  con el canto evocador de la fuente de azulejos en la entrada, enmarcada en la gran puerta de madera abierta de par en par, dando la bienvenida, anunciando con su puerta adornada con una hamsa y los clavos remachados las delicias que aguardan a las mujeres, espacio exclusivo para mujeres.

Entre el vapor y el agua que recorre tu cuerpo, los jabones y las penumbra los sueños de abren paso y la mente vuela… Recorrer todo Marruecos desde la primavera al otoño siguiendo el hilo de los festivales de música y artes que gran regalo. Comenzar por el norte por Oujda y la música rai, los festivales de Rabat el Fesfival de Mawazine donde tomar pulso a los ritmos africanos más internacionales. Tomarse un descanso en mayo en el valle de los rosas de Kelaa M´Gouna y flotar con el aroma de la cosecha envolviéndote día y noche, con los primeros aceites prensados, y en esos tres días vibrar desde la esencia femenina en ese valle del interior, cerca de los palmerales, al sol primaveral tomando energía para seguir hacia al Atlántico y desde la costa, desde Asilah alcanzar Essaouira la ciudad de los  vientos, la música Gnawa con sus ritmos sanadores, las raíces el África negra fisionadas,  impregnando los cuadros de los artistas que exponen en sus múltiples galerías, en los rincones de esta hermosa ciudad azul y blanca.  Dejar que la música sacra de Fez te traiga un sosiego y paz para el alma en la capital religiosa. Ese diálogo entre culturas que se da en Fez alrededor de la oración es un clima adecuado para descansar y dejar que cada ritmo se aloje en una parte de ti, en un rincón. Cuerpo caracola para evocar los ritmos más ancestrales hasta los más etéreos y espirituales no dejando que el poso de la melancolía no sea más que arañazo y no desgarro. Ritmos tradicionales en Sidi Slimane, voz y cuerpo, canciones y danzas, flautas y darbuka, el Festival de Arte al Hayt,… festivales de música nómadas, los de Artes Populares de Marraquech, los ritmos de Mezuga en el umbral del desierto, para culminar en el Festival de las Bodas de Imilchil en septiembre, comenzar una nueva etapa en el corazón del Atlas, entre los símbolos amazig, del espíritu de Isli y Tislet  los dos amantes a lo que prohibieron pasarse y dicen que los lagos tienen el origen en sus lágrimas. Bodas y encuentros, donde los gestos sencillos como agarrar las manos son señales de aceptación y donde las mujeres eligen y deciden si el amor que localizan en el hígado merece ser vivido y explorado tras un año de este primer encuentro y cortejo.

Desde los colores vibrantes de los lanas teñidas, los zellig brillantes de los platos, a los dorados de los cobres que cubren paredes enteras, al titilar de las estrellas. Un viaje a través de los paisajes, los colores, las músicas tan diversas que hacen que los ecos del laúd con la música andalusí, a los tambores nawga, y los ritmos de las darbukas se mezclen con los cantos de las mujeres que recorren los valles del Atlas y en la noche antes de poder distinguir un hilo blanco de uno negro los compases te toman de la mano y danzas mientras tarareas satisfecha, contenta  una canción que te susurró al ritmo del té que abre su aroma a hierbabuena en el vaso.

1 comentario:

  1. Sí una cierra los ojos puede sentir como en un sueño: colores, sonidos, voces, olores, gentes... Todo un privilegio caleidoscópico en el cual, quien lo lea, decidirá continuar y experimentar el sueño. Gracias por hacerme recordar el lujo de lo sencillo entre barro, palmeras, cemento y el olor a puesto de kufta y garbanzos y la magia de las músicas vibrantes...

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