La medina vibra de noche y de día
en la ciudad roja.
La Plaza del fin del mundo al
caer la noche reverdece y renacen de las sombras otros mundos que en los
relatos del norte, del Rif, de la mano de Mohamed Chukri se han encarnado aquí
también, famélicos, ebrios de fantasmas que traen los satélites.
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