ENCUENTROS
Los pliegues avanzan sobre la mesa y los ojos de las criaturas curiosas observan mientras controlan la distancia, ruidos que se asemejan a gárgaras para aclarar la voz en mi mente en su cabeza quién sabe si no serán aullidos silenciados por una mano más grande. Termino y ante la abertura de la boca del títere un salto hacia atrás, como nunca he visto. Un escalofrío y unos brazos en posición de defensa, una mirada de terror que se torna curiosa ante mi tono suave saludando: - Sabaj al jer. La curiosidad pudo más y al final construye su muñeco y hablan los dos a base de besos y carantoñas que se permiten los títeres porque el cuerpo no admite hoy quizás por la diferencia de tamaño, tal vez porque esa defensa, esa diferencia trae el recuerdo otras acciones en las que no se sintió libre para mantener la distancia, en la que poder ser una niña y estar jugando. Hay un dolor profundo en esa mirada, un dolor cuyo eco me llevo en la rodilla en forma de hematoma. Atesoro el recuerdo de una sonrisa y una mirada de gratitud por un regalo: unos folios de colores, bolígrafos y pegamento que coloca en su mochila con meticulosidad tras asegurarse que son suyos. Orgullosa del material y desde la maestra que me habita sé que sus ansias de saber harán de esta niña una mujer que luchara por un futuro sin violencia. Sus ojos están inyectados de ese afán. Ojalá en esta asociación encuentre el apoyo que precisará que le permita ser a ella a su madre libres para aprender, para crecer como personas que crean su mundo y construyen un hogar con armonía, hospitalidad y respeto. Ella hablará y escribirá amazigh, árabe, dariya, será una nueva luna bajo este cielo, inchalá
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