viernes, 26 de diciembre de 2025

Títeres

 

TÍTERES

Los tres venenos blancos, el azúcar, la harina y la sal te transforman aquí en tres costumbres cotidianas. Té a la menta con mucho azúcar para combatir el calor, despertar la energía y seguir  conversando hasta altas horas de la madrugada. Pan para comer con los tres dedos de la mano derecho el cus cus, el tayín, la porción de comida que tienes en la fuente delante de ti. No se necesita más que una fuente de barro por familia, los vasos y la comida. Sal, las mujeres somos la sal de la vida y sin sal no hay comida, reza el dicho en estas latitudes.

Visitamos a los niños en los campamentos de los nómadas. Nómadas asentados cerca de la frontera con Argelia bajo la bandera amazigh. Desde esta loma no hay distinción entre Argelia  y Marruecos, se extiende Tamazgha, desde el Atlántico hasta Siwa. Cabras y tiendas hechas con piel de dromedario, restos de troncos de palmeras y unas cuantas piedras de la hamada, calor y arena. El horizonte vibra, oscila, se borra, genera oasis, espejismos en la retina del observador, aguas frescas inalcanzables. Los niños han aprendido a correr tras los coches de los turistas que les llevan caramelos, yogures, leche… Mientras sus miradas cada vez más estrábicas no son capaces de trazar una línea recta o de doblar en un cuadrado una de las hojas que les doy. Dedos ágiles, nerviosos a los que no han llevado con amor siguiendo el trazo de una letra. No hay interés en el juego mientras las monedas tintinean. Triste exilio el de la infancia, exilio invalidante. Tendríamos que jugar a ser piratas y darles parches, parches. ¡Llevad parches, por favor! Antes de que sea tarde parches para no perder el ojo.


 

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