FLOR
DE CÁCTUS
Si tienes paciencia
y constancia podrás contemplar cómo se abre y se cierra cuando la luz se vaya y
vuelva. Ella siente tu presencia, tu mirada, te brindará su olor más perfumado
al amanecer cuando el sol aún no ha salido y el leve rocío de la noche hará que
su fragancia sea intensa, densa, persistente. En cambio, al anochecer antes de
cerrarse por completo girará sobre sí misma en una danza que te hechizará,
haciéndote olvidar las punzantes agujas que te alejan de ella y su aroma será
más leve, más etéreo, sutil, pero sus colores se intensificarán con la luz del
anochecer y dejarán una huella imborrable en tus sueños.
Soñarás con
deslizarte sobre sus pétalos hasta su interior que se irá llenando hasta
colmarse con el agua de la lluvia. Cantarás feliz, bailarás formando una rueda
alrededor de los estambres, danzarás hasta caer exhausto y feliz por haber
llegado al interior de estos pétalos jugosos, carnosos, húmedos, cálidos como
el primer beso.
Ante tantos
aguijones encontrar una flor que es capaz de elevarse y crecer por encima de
las púas y dejarse acariciar sin miedos es un misterio, destino, nasib. Es una flor ansiada que anhelan
poseer en su jardín secreto, dentro del harem.
Los cuerpos dialogan
libres, sin temores, mientras las almas se rozan y tiemblan conmovidas,
joviales, alegres. Todo está por descubrir y el cuerpo se transforma en
desierto en el que transitar despacio gozando de cada elevación rodando desde
la cresta al seno. Se despierta la sed voraz que siente el agua fluir bajo la
piel y la rastrea hasta alcanzarla. El viaje no termina nunca. Las caravanas
traen tantos tesoros: dulces, sedas, sal, instrumentos musicales, perfumes,
poesía, versos, cuentos, canciones, especias, olores, sabores, colores que
abarcan todo el abanico del arco iris, y que muestran a medida que cambia la
luz del sol. La luz cruza el patio del harem,
a medida que lo baña por completo y lo va dejando entre claroscuros que van
oscilando de este a oeste te conducirá hacia las estancias a los lados del
patio, desde las que vas a ser tú quien despierte su pasión y su deseo.

¿Por qué emponzoñar
esta libertad con unos billetes? ¿Por qué romper ese intercambio limpio con
unos dirhams?
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