viernes, 30 de agosto de 2024

Colmar el silencio

 Colmar el silencio

Encontrarte es como atrapar ese reflejo dorado en una ola que está a punto de romper y ese fugaz instante se grava en el corazón irradiando su luz en plena oscuridad. Un segundo, un instante para alumbrar toda una vida.

Una luz incandescente, tu voz, en medio de un vacío estelar, donde el ruido suena a hecatombe lejana.

El eco de tu voz se desliza por mis laberintos internos, no me permite escuchar otras voces. Un eco que habita cada repliegue, cada arruga. ¿Dónde está el origen del sonido? Sigue tan vivo ese eso que siento que no nos hemos dejado de hablar, pero en una lengua que no llego a ser capaz de descifrar, para la que no hay traductores, ni diccionarios. Pero percibo los efectos que provoca en mi esa lengua, esos sonidos de tu voz, tus silencios. Me transforma en ola de plenilunio, en espuma juguetona, en gota que persiste en su cometido de formar nuevos lechos donde los cristales cortantes sean espejitos que besan los rayos del sol.

¿El agua  de la fuente te traerá el eco de mi voz? ¿Escucharás mis relatos de nuevo en los haces de luz que atraviesan las terrazas de la medina?

La voz clara, la risa cómplice, la palabra no dicha, el eco de otro tiempo ahora presente. La voz sorprendida, dichosa por saberse acogida entre mis manos. Soy guitarra, la cueva que retiene el eco de tus palabras y las hace viajar hasta las entrañas, generando vibración profunda que hace que el agua consiga horadar  a la roca.

Es tiempo es crear un diccionario a medias, de comunicar en una lengua común, es tiempo de cruzar el puente entre orillas, de mirarnos a los ojos y de soltar todo el lastre para echar a volar,  uno al lado del otro, para seguir la naturaleza auténtica que nos coloca en el aire, volando cual cigüeñas con nidos en cada orilla.

Puentes entre orillas

 Puertas entre orillas

Palabras que fueron pilares que nos sostenían.

Preguntas que no se formularon nunca como tales, sino como relatos en un lado del espejo para saber cómo era esa realidad al otro lado.

Casa de espejos

Casa de mentiras, de engaños

Lo que está a a derecha está a a izquierda

Lectura imposible, lenguajes que se disipan en las llamas de las velas

Solo la luna es el espejo en el que alcanzamos a adivinar al otro, tal vez es ese reflejo entre las olas del océano nuevas verdades, promesas… El hilo que nos sostiene unidos, ese hilo rojo. En ese silencio hiriente, ese silencio oxidado ya, que solo deja tras de sí rastros en piedras que el mar bate una y otra vez hasta borrar las huellas, hasta transformarlas en arena. Arena que flota en el aire, mecida por el simún,  partículas girando a ritmo de ciclón, arañan, rasgan las vestiduras, ciegan y nos encierran en el interior de una habitación nueva, de la que no saldremos hasta habernos despojado del eco de las lágrimas. Besar las cicatrices, para escribir, dibujar sobre un nuevo lienzo una segunda parte de la vida que está por estrenar, donde a cuatro manos la melodía es otra. Inventaremos un nuevo compás, otro tempo entre tu música y mi música, entre el norte  y el sur, porque ya no hay brújula, ya no hay orillas, solo puentes.





 




jueves, 15 de agosto de 2024

Ofrendas de amor

Los hilos van transformando el arco iris, hilos tendidos al sol cubriendo las terrazas las azoteas. Hilos que se doblaban en brazadas y se secaban al sol poderoso de los cielos de Fez. Colores que expandían sus poderes mágicos al teñir la lana que abrigó a las ovejas bajo los olivos y se fue trasformando en hilos al amor en las manos sabías de mujeres que lanzaron sus zagharcet en la boda y  en la primavera al nacer los hijos e hijas. Sus dedos se volvieron ágiles al dominar los secretos de las ancianas en el hamman

La trama alberga la magia para la que fue diseñada, hablan sus colores, con sus símbolos antiguos de sabiduría de las ancestras, el diamante, la golondrina, la araña,… Tejen y vuelven a ofrecer a los que les brilla la mirada al amor de la palabra susurrada, de la confidencia amistosa que conforma alas. Alas para volar como las cigüeñas más allá de las fronteras, atravesando continentes en sus vuelos migratorios. Viajes que precisan de protección contra las envidias, de recogimiento para volver a conectar con la energía femenina, con el placer y el gozo del encuentro amoroso. Alfombra nupcial, que recuerda al hombre amar cada día, y ofrecer semillas de amor para que brille la unión y esa vida sea refugio, cobijo donde poder ser y sentirse en el centro.

Perfumes recorren el tapiz, olores a inciensos de casas donde esta alfombra ha procurado felicidad y alegría a aquellos que la han tenido en sus casas. Inciensos mezclados con perfumes de aquellas que la han usado como lecho. Sucran a mi amiga que me tiende sobre los brazos este regalo, la alfombra nupcial que traerá alegría y la promesa de un reencuentro próximo.

Dormir sobre sus hilos, sus nudos y mensajes cifrados es casi un ruego que llega en la madrugada de una luna creciente. Desnuda me zambullo en sus geometrías vibrantes, verdes intensos, naranjas radiantes, violetas cálidos, blancos sólidos y acogida por esa henna, la cochinilla, el índigo, el azafrán, el jazmín, me duermo en el lento palpitar de su esencia.


Rkabat
, mapas trazados por antepasados, dunas protegen mis sueños y en ellos nos encontramos de nuevo, frente a frente, nuestras almas se reconocen, la alegría es infinita, nuestras miradas se encuentran y entonces el diálogo se siente eterno.




 

martes, 13 de agosto de 2024

Álbum de fotos ( 2/3)

 


El desierto te enseña que la huella será ligera, será borrada por un aliento y al final la piedra que señala el último lecho de tu cuerpo será enterrada por una duna que avanza imparable. Mientras tanto entre un grito y el silencio la vida discurre como el agua que da vida al árbol del argán y alimento a las cabras. Seguiremos plantando palmeras, olivos y arganos. 

 


 

Barro en ebullición,

ruinas de barro,

nidos que aguardan el regreso de la cigüeña nómada.

Ríos de palmeras que desembocarán en un océano de dátiles.

 

Vueltas y revueltas para llegar a la cumbre más alta,

Pero la más inasequible es la unos ojos cerrados,

Junto con un silencio opaco.

El camino sigue atravesando colinas de cedros,

alimento para las manos artesanas.

 


La oración cinco veces al día marca el ritmo de los años, el devenir de una vida de oración, compromisos, responsabilidades que se encuadran en el interior de los libros sagrados. Reflexión en la madrasa, salat orientado del este. Pero la brújula de tu verdadera vida te marca un camino. ¿No lo escuchas? La infancia lo sabe y te susurra: - Escucha a tu corazón, síguelo.

 


Recrear el jardín interior que llevamos dentro, un jardín como los Marjorell donde la esencia de oriente y occidente se fusionan en este espacio.

Cáctus y bambús,

lotos y fuentes.

Crecer a ritmo lento,

cada rincón aguarda un instante de belleza.

La armonía del exterior  genera paz interior.

 

 El exterior monótono, rojizo en la ciudad roja, Marraquech. Se precisa crear el espacio de la sombra, del contraluz para lograr el paso lento, sosegado que te conducirá a elevar la mirada y sonreír para que te lancen tal vez una llave.

 

Fez con sus puertas invita a perderse en la medina, la más grande del mundo. Sus barrios con los oficios medievales de expanden por la ciudad de las siete colinas, rodeada de olivos. Fez inabordable, Fez se cierra a cal y canto los viernes. Fez de abre y se despliega en los barrios de cada oficio por los que te llevará el guía. Cara y cruz, dentro y fuera, universos paralelos los que hilvanan la vida en la medina. 

 

Barrio de los curtidores en Fez, paleta de colores para trazar en la alfombra el diamante en el centro de la alfombra, en las esquinas cuatro raqed, rodeados de una cenefa protectora. El diseño de la alfombra sobre el cuero para no olvidar e mapa de los antiguos sonidos, del amazig. Cueros que fueron mapas, ahora son babuchas, bolsos con fondos secretos, carteras, mochilas, bolsos, portarretratos…

 

 


 

Atraviesas la Bab Boujloud y te adentras en dos vías principales más anchas que a ambos lados van apareciendo callejuelas serpenteantes, te vas adentrando llevaba por un olor, un color y cuando te das cuenta estás en un callejón frente a una puerta cerrada. Desciendes y sabes que estás cerca de la mezquita y Universidad Al Karaouine porque vigas marcan la frontera para que las mulas no se adentren en el espacio sagrado. Los oficios se distribuyen más allá alrededor de este centro, oficios que como en el medievo cada grupo artesanal tiene su barrio, los curtidores, los alfareros, la talla de madera,… y en este laberinto las mujeres amasan y extienden la fina cada de masa que podrás degustar con miel, con verduras, con carne, dulce o salada al gusto. La vida bulle al compás de las manos que no cesan de recrear belleza, ya sea en una inscripción en mármol para una tumba, o unos versos en letras bordadas con hilo de oro sobre el terciopelo…

 

 

Alfombras de oración, verde es el color del islam, verde en la madrasa, verde sobre los tejados de la mezquita, y el eco de aquellos versos de Lorca, verde que te quiero verde, mientras tarareo ojos verdes. 

 

 


La alquimia de las especias, la fuerza de los deseos irrumpe entre el interior y el exterior del Riad y el agua allanará el camino. La magia está en el aire, se respira conectan deseos, esencias. El hilo rojo sigue conectándonos.

 


 Lenguajes universales, 

el olor de las especias, 

la risa y el juego cómplice 

horneando sonrisas