martes, 13 de agosto de 2024

Álbum de fotos ( 2/3)

 


El desierto te enseña que la huella será ligera, será borrada por un aliento y al final la piedra que señala el último lecho de tu cuerpo será enterrada por una duna que avanza imparable. Mientras tanto entre un grito y el silencio la vida discurre como el agua que da vida al árbol del argán y alimento a las cabras. Seguiremos plantando palmeras, olivos y arganos. 

 


 

Barro en ebullición,

ruinas de barro,

nidos que aguardan el regreso de la cigüeña nómada.

Ríos de palmeras que desembocarán en un océano de dátiles.

 

Vueltas y revueltas para llegar a la cumbre más alta,

Pero la más inasequible es la unos ojos cerrados,

Junto con un silencio opaco.

El camino sigue atravesando colinas de cedros,

alimento para las manos artesanas.

 


La oración cinco veces al día marca el ritmo de los años, el devenir de una vida de oración, compromisos, responsabilidades que se encuadran en el interior de los libros sagrados. Reflexión en la madrasa, salat orientado del este. Pero la brújula de tu verdadera vida te marca un camino. ¿No lo escuchas? La infancia lo sabe y te susurra: - Escucha a tu corazón, síguelo.

 


Recrear el jardín interior que llevamos dentro, un jardín como los Marjorell donde la esencia de oriente y occidente se fusionan en este espacio.

Cáctus y bambús,

lotos y fuentes.

Crecer a ritmo lento,

cada rincón aguarda un instante de belleza.

La armonía del exterior  genera paz interior.

 

 El exterior monótono, rojizo en la ciudad roja, Marraquech. Se precisa crear el espacio de la sombra, del contraluz para lograr el paso lento, sosegado que te conducirá a elevar la mirada y sonreír para que te lancen tal vez una llave.

 

Fez con sus puertas invita a perderse en la medina, la más grande del mundo. Sus barrios con los oficios medievales de expanden por la ciudad de las siete colinas, rodeada de olivos. Fez inabordable, Fez se cierra a cal y canto los viernes. Fez de abre y se despliega en los barrios de cada oficio por los que te llevará el guía. Cara y cruz, dentro y fuera, universos paralelos los que hilvanan la vida en la medina. 

 

Barrio de los curtidores en Fez, paleta de colores para trazar en la alfombra el diamante en el centro de la alfombra, en las esquinas cuatro raqed, rodeados de una cenefa protectora. El diseño de la alfombra sobre el cuero para no olvidar e mapa de los antiguos sonidos, del amazig. Cueros que fueron mapas, ahora son babuchas, bolsos con fondos secretos, carteras, mochilas, bolsos, portarretratos…

 

 


 

Atraviesas la Bab Boujloud y te adentras en dos vías principales más anchas que a ambos lados van apareciendo callejuelas serpenteantes, te vas adentrando llevaba por un olor, un color y cuando te das cuenta estás en un callejón frente a una puerta cerrada. Desciendes y sabes que estás cerca de la mezquita y Universidad Al Karaouine porque vigas marcan la frontera para que las mulas no se adentren en el espacio sagrado. Los oficios se distribuyen más allá alrededor de este centro, oficios que como en el medievo cada grupo artesanal tiene su barrio, los curtidores, los alfareros, la talla de madera,… y en este laberinto las mujeres amasan y extienden la fina cada de masa que podrás degustar con miel, con verduras, con carne, dulce o salada al gusto. La vida bulle al compás de las manos que no cesan de recrear belleza, ya sea en una inscripción en mármol para una tumba, o unos versos en letras bordadas con hilo de oro sobre el terciopelo…

 

 

Alfombras de oración, verde es el color del islam, verde en la madrasa, verde sobre los tejados de la mezquita, y el eco de aquellos versos de Lorca, verde que te quiero verde, mientras tarareo ojos verdes. 

 

 


La alquimia de las especias, la fuerza de los deseos irrumpe entre el interior y el exterior del Riad y el agua allanará el camino. La magia está en el aire, se respira conectan deseos, esencias. El hilo rojo sigue conectándonos.

 


 Lenguajes universales, 

el olor de las especias, 

la risa y el juego cómplice 

horneando sonrisas


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