sábado, 5 de noviembre de 2016

Caleidoscopio



CALIDOSCOPIO
Las sensaciones se mezclan y se tiñen con ternura ante los lazos que se han estrechado en este viaje. Fui a China para asistir al nacimiento de una amistad, que como el loto emerge de las aguas, con su belleza, otorgando equilibrio, serenidad y alegría.
Los párpados descansan ante el vapor del té que asciende del vaso y los sauces mecen sus ramos al compás de unas voces, que evocan óperas,… mientras atrás queda la negativa de los taxistas en Shangai a llevarnos al hotel, y ese sentimiento de invisibilidad que se siente siendo extranjero en tierras lejanas, donde la lengua es una barrera.
En la maleta una vieja marioneta que me  encandiló a la orilla del Rio Li, junto con el recuerdo de una conversación con tres chinas sordas repleta de risas y, el aroma mentolado de un repelente de mosquitos rueda por el interior de mi neceser.
Al alcance de la mano están los libros que alimentaran el hambre por saber más de estos lugares en los que se despertaron antiguas resonancias.


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