jueves, 6 de marzo de 2014

Petición y voluntad

PETICIÓN

¿Qué se despierta en el alma de estos seres ante el espejo?  Esa fórmula mágica con la que Carlitos transforma el enfado en un cataclismo tierno, con esas dos palabras: - te quiero- esa fórmula al verla en otros niños, parece provocarle una conmoción, la quietud total y un deseo: - “Otra vez no, no”. No desea volver a ver a los niños y niñas decirse te quiero con un abrazo, en voz baja, a gritos, con voz nasal, él que siempre quiere volver a ver las imágenes que vemos, esta vez no, dejó claro que otra vez no, no.
Una negación expresada con tanta contundencia que no puede dejar de ser escuchada, una afirmación de sus deseos desde el lenguaje articulado, y no desde esa pasión abrasadora que le domina por momentos y se lanza a morder, a pegarse con todo el cuerpo a los demás, expresando sus celos, su reclamo de su dosis de besos, de proximidad, …
Últimamente lanza preguntas: - ¿tu casa es grande?, ¿me llevas a tu casa?, ¿dónde está María? , ¿te ayudo?.

VOLUNTAD

- “No quiero, no, no quiero”.- No desea moverse, está relajado sobre la pelota y no desea abandonar esa quietud inestable, esa redondez en la que se abandona para ser acogida por la pelota blanda, sobre la que se balancea ligeramente. Salir para qué, no, ahora estoy  bien,  relajado, y lo dice alto y claro por primera vez:
-“ ¡No quiero!”. – Y lo dejo un poquito más, porque hay que premiar esa forma de expresar lo que uno desea,  sin tirarse al suelo, sin dar patadas, sin llamarme puta,… después de todo si prolongamos cinco minutos más el tiempo de recreo ¿va a ocurrir algún cataclismo?.
¿A dónde nos lleva la rigidez de los horarios, de la organización inflexible?.  ¿No son los niños la escuela?.

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