FALLO DEL PREMIO INTERNACIONAL DE NARRATIVA FEMENINA BOVARISMOS 2014
A los veintiún días del mes de marzo, y coincidiendo con el inicio
vital de la primavera, el Jurado del Premio Internacional de Narrativa
Femenina Bovarismos 2014, presidido por la escritora María Elena
Llana, junto a la novel autora Amanda Pérez Morales y Greity González
Rivera, presidente de La Pereza Ediciones, después de leer las 524
obras presentadas a concurso, procedentes de Argentina, Reino Unido,
Francia, España, Puerto Rico, USA, Cuba, Venezuela, Israel, México,
Chile, Uruguay, Colombia, Bolivia y Costa Rica, decide hacer público
su fallo.
PRIMERO
Se declara finalistas, y en condición de tales serán incluidas en el
libro que recogerá los resultados del concurso -tal y como se
establece en las bases del mismo-, a las autoras que a continuación se
relacionan, según el orden en que sus obras fueron recepcionadas:
Estrella Planisig, Argentina.
Susana Angélica Orden, Argentina
María del Rosario Paludi Núñez, Argentina
Paula Díaz Altozano, España
Ángels Gimeno, España
Ana María Fuster Lavín, Puerto Rico
Marianela Alegre, Argentina
Alaina Machado, Cuba
Isabel María Rubio Aparicio, España
Cheryl Coello, Venezuela
Maia Losch, Israel
Anabel Enriquez Piñeiro, Cuba.
Diana Irene María Blanco Ciriza, Argentina.
Carmen Hernández Montalbán, España
Patricia Yohai, Argentina
Souleen Dell`Amico Ciruta, Cuba
Catalina Kühne Peimbert, México
Eva Barberá del Rosal, España
Isabel Gamarra García, España
María Carme Alerm Viloca, España
María del Carmen Guzmán Ortega, España
Marián Barrera Lapi, España
Esmeralda Vizcaíno, España
Silvia Pailhé, Argentina
Yahima Leyva Collazo, Cuba
María Antonia García de la Torre, USA
Julia Calzadilla Núñez, Cuba
Paloma Hidalgo Díez, España
Cecilia Durán Mena, México
Alejandra Gutiérrez, USA
Carmen Estévez-Sherer, España
Magdalena Albero Andrés, España
Maria de la Cuadra, Uruguay
María Cristina Beovide, Argentina
Ana Quirós del Bosque, España
Rosa García Calleja, España
Lourdes Monert, USA
Astrid del Pilar Martínez Fernández, Colombia
María Jesús Franco Durán, España
Elena Fernández Alonso, País Vasco
María Emilia Villarreal, Argentina
Yolanda Arroyo Pizarro, Puerto Rico
Pamela Ángela Villa Flores, Argentina
Lorena Escorcia, Colombia
Ana Davies Rodriguez, España
Beatriz Menéndez Vico, Cuba
Nery Santos Gomez, Venezuela
Guillerma Alicia Rioja Chumacero, Bolivia
Goldy Levy, Costa Rica
Andrea Torres Armas, Ecuador
Karin Rico Schuler, Venezuela
Michelle Vázquez Soriano, México
Luz Darriba Magadán, Uruguay
Karen Escalona Santos, Guinea Ecuatorial.
Luisa Fernández-Miranda Parra, España
Nieve Andrea Sádaba Alcolea, Reino Unido
Claudia Sánchez Rod, México
Gabriela Gorches Guerrero, Francia
Verónica Otero Ríos, Puerto Rico
Iana Rocha, Francia
Alicia Javier, USA
Lourdes Portela, USA
Eugènia Llonch Grané, España
Yolanda Luna Sandoval, México
Norma Yamille Cuéllar Fuentes, México
SEGUNDO
Este jurado, atendiendo al oficio ampliamente demostrado en la
consecución de una trama conmovedora, a la limpidez de su palabra y a
su demostrada capacidad para crear una historia tremendamente
femenina, íntima y profunda, decide otorgar por unanimidad el Premio
Internacional de Narrativa Femenina Bovarismos 2014 al cuento titulado
SOÑANDO EN VRINDAVAN, de la autora Lourdes Monert.
TERCERO
Hágase público este fallo, y comuníquese a todas las autoras interesadas.
--
Atentamente,
La Pereza Ediciones, Corp
USA
www.laperezaediciones.com
786-2947808
martes, 25 de marzo de 2014
domingo, 9 de marzo de 2014
Un fragmento de JARDINES DE ARAIDNA
Un fragmento de nuestra obra Jardines de Araidna donde poesía y cuento dialogan, donde las dos autoras Cova y Esmeralda intercambian sentires, miradas....
jueves, 6 de marzo de 2014
ÚLTIMO DÏA
ÚLTIMO DIA
Llega el
final, y miras hacia atrás, un año duro, en el que hemos sobrevivido, con ayuda
del teatrillo, de esa flor de la esperanza que representamos varias
veces, y que ellos nos devolvieron repitiendo fragmentos de ella en las
esquinas de su tiempo, de forma inesperada despertando nuestra ilusión,
recordándonos que algo les llega, muchas veces más de lo que creemos, más de lo
que alcanzamos a evaluar.
Llegamos a
ese último día en el que no siento necesidad de mirar atrás, y salgo hablando
con un compañero, dejo atrás este lugar y me llevo momentos tan intensos,
miradas que son rutas por las que encontrarse, para saber quiénes somos y qué
vinimos a hacer aquí.
Recordaré la
mirada de María en esos momentos en que la desesperación te envuelve y emerge
el lado más visceral y tras verte en un gesto que te resulta ajeno, necesitas
volver a mirar esa parte tuya que es el contrapunto, en la que te reconoces y
necesitas verte en los ojos de la
compañera. María es el espejo que me devuelve la confianza, la serenidad, la
entereza, el perdón, que me lleva a sentir que esa parte mía es mía, pero
también hay otra parte sabia que puede contener el miedo en estado puro, las
reacciones animales y sustituirlas por otras más humanizadas. Una mirada entre
nosotras para acusarnos, juzgarnos y perdonarnos, para autocontrolarnos, para
volver a tensar la red que nos sostiene, una al lado de la otra, haciendo las
piruetas más peligrosas, pero sintiéndonos cada día capaces de generar espacios
de comunicación, de encuentro, de creación conjunta, colectiva.
Tejemos esa
red día a día, lágrima a lágrima, risa a risa, café a café, escuchándonos,
pintando, cocinando, llevándolos a todos de un lugar a otro despacito,
preguntándonos ¿Qué es lo siguiente que vamos a hacer?,…
Momentos de
confusión que se han resuelto con una mirada, compartiendo desde la
autenticidad, desde la desnudez elegante, natural con que nos mostramos y ellos
nos reconocen, nos hablan.
–“ No te enfades, yo os quiero mucho a María y a ti,
a las dos, ¿vamos a tú clase?. Te
quiero…”- Y le preguntamos porqué, para qué nos quieres, pero no le negamos la
caricia, el beso, porque tiene un abismo tan grande en su interior, tiene
tantas carencias tantos celos, que precisa elaborarlos, dejar que emerjan de
una forma que no provoquen más rechazo y así vamos esquivando pellizcos, y te
quieros, te quieros, te quiero, que llega a ser monótono, pero que habla de
carencias.
Carlos
dibuja por primera vez castillos, y personas, él ha entendido que necesitamos
una fortaleza que nos salvaguarde, ha plasmado ese castillo dentro del cual hay
ventanas, y estamos nosotras y ellos en el Ryad, en el jardín.
Somos el
jardín, somos el agua de la fuente, la flor del jazmín trepando sobre los
muros, expandiendo su aroma a lugares lejanos,… Son la tierra con la que
moldeamos cuadros, obras de arte, en el mercado de la vida. No hay jerarquías, no hay más poder que el
poder de la alquimia, que transforma la acidez de las lágrimas, en emociones
que nos llevan a abrazarnos, a reír, a seguir creando frente a los cataclismos
que nos tratan de sacudir, de separar.
Pero
seguimos reorganizándonos, reinventándonos cada día, porque el poder de los
vínculos amorosos, que nacen de un amor que respeta, sustenta y crea, pueden
superar las pruebas de la distancia y el paso del tiempo.
La red está
terminada, la red que nos sostiene, que nos alimenta está en el océano, y nos
proporcionará sueños convertidos en realidades, fuerzas para seguir luchando
por nuestros deseos, y tesoros que iremos descubriendo y compartiendo. Esta red
tiene unos hilos flexibles, invisibles, elásticos, que nos permiten capturar
aquello que deseamos sin quedarnos con lastres inútiles, y ajenos. Sólo tenemos
que contemplar lo que deseamos con claridad, mirarlo hasta el fondo, no
dejarnos engañar por reflejos, por ecos, por cantos de xanas, ni sirenas,
debemos seguir buscando la caracola, y seguir viajando moviéndonos hacia arriba
en esta espiral, y aunque vaya un paso por delante, María no debes olvidar que
mi mano está tendida y abierta esperándote, acompañándote, compartiendo la luz
que nos ilumina el siguiente paso.
ANIVERSARIOS
ANIVERSARIOS
El silencio
se quiebra con la voz de Luis: - “Hoy en el recreo estáis invitados a un
pequeño refrigerio”- La mesa de la sala está cubierta por un mantel rojo,
servilletas a juego, platos de plástico emulando el diseño, velas y música
ambiente rodea las propuestas culinarias para este recreo, en el que no se sabe
muy bien cuantos años cumple y el
desfile comienza. Retratan la escena
para hacer comparaciones, para tratar de
superar lo precedente y así van sucediéndose cumpleaños sin tarta, ni velas
para apagar tras desear con firmeza.
Estos
momentos se van transformando en ocasiones para herir una vez más, para lanzar
más dardos envenenados con comentarios groseros, y así en las proximidades de mi cumpleaños siento
la necesidad de no estar allí a las 13:30, de escapar, de irme a hurtadillas,
por el zulo, y conmemorar el instante en que nací en otro lugar, cerca del mar,
contemplando las olas.
Llega
el día, 26 de junio y mis compañeras me sorprenden, a la mañana parece que no
recuerdan qué día es hoy, no me dicen nada. Como habíamos quedado traje un té
en el termo, un té aromático, con cardamomo y canela, y salimos a tomarlo
fuera, en la mesa, recordando la mimosa que estaba allí y este año el viento
doblegó para acabar siendo exterminada. Cuántas tardes pasamos bajo su sombra
jugando al balón, tratando de que aprendieran a atarse los zapatos,
compartiendo un picnic preparado con ellos, mirando nubes pasar, soñando con el
verano… eran otros tiempos, otro momento en el que no se cuestionaba cada
acción, cada decisión.
Allí nos
sentamos y sirvo el té en las tazas que nos regaló el hombre que vino a vender
colchones. De repente sacan una bolsa, y de ella aparece una tarta con velas de
cumpleaños, una tarta con flan que hizo ayer Victoria y su hijo para mi, y me hacen sentirte feliz. María saca los
platos que ella fue a lavar a escondidas para que no me diera cuenta, y abrazo
a mis chicas. Encendemos las velas,
pienso un deseo y soplo, soplo deseando con todas mis fuerzas que estemos bien
todas, donde estemos el próximo curso, pero bien. Mil gracias compañeras, con
vosotras me despido de la treintena, entro en el último año de esa década.
ESTRENAR
La mirada se
centra en la pantalla, es tan intenso lo que hemos filmado bajo el prisma
verde, es sugerente, cálido, distinto, y
evoca expectación, sorpresa, muestra
todo lo que das, das y no recibes.
La fuerza
que tiene provoca un bloqueo en María, una quietud que se resquebraja con mis
preguntas: ¿por qué te quedas sin palabras?. ¿Qué hay de ti ahí, para que te
quedes así?.
Siento que
estamos haciendo algo nuevo, distinto, y todos van a participar, incluso los
que no soportan estar en la sala el día del estreno con las familias. Sé que
tiene poder, que no necesita más que a ellos y la música, pero insisten en que
ponga voz, en que cuente y narro una historia paralela, recojo mis ecos,
compongo con palabras significativas un espejo: emigrar, encuentros,
despedidas, desierto, viajes,… Mi creación dentro de la obra colectiva,
discurriendo paralela a la fuerza que transmitimos jugando con esas telas que
nos hacen girar, tirar, abarcar, contener, arrastrar, volar, nadar, remar,
soñar, amar, odiar, escapar, florecer, abrirse, cerrarse, encontrarnos,
besarnos, reír, imaginar, vivir...
Al verse en
la pantalla, se sonríen, se reconocen, y piden más. Sus madres aplauden con los
ojos metidos en aguas saladas. El viaje continúa...
TEATRO
TEATRO
El teatro es
casi como la vida, no es la vida pero casi. Una actriz tiene su cuerpo y su
voz, trabaja con eso. Estas son las palabras de Marisa, ella me enseña a hacer
teatro, me da junto a mis Medeas el alimento para seguir soportando este
periplo. Aprendo y recobro la energía que preciso para soportar enfrentarme a
otro día de desconciertos, sin sentidos, entre conspiradoras que inventan y
retuercen cualquier gesto, cualquier palabra para generar enfrentamientos
manifiestos.
La energía
que gastamos en protegernos de esos ataques, de esos anzuelos nos deja
exhaustas, y no es suficiente dormir para recuperarse de la incertidumbre. Pero
al menos la burbuja en la que vivimos en el primer piso sigue creciendo, sigue
flotando, mecida por los cálidos vientos del sur y nos lleva hacia la creación
conjunta de un nuevo proyecto, en el que unas telas de colores, unas canciones
que hablan de África, de emociones universales como el amor, y la presencia de
los niños, las niñas y nosotras serán el punto del que partiremos hacia algo
nuevo, desconocido, creado colectivamente.
La emoción
me lleva, es la primera obra colectiva en que creo con ellos, no a partir de
ellos, sino junto con ellos y ellas, es nuevo para mí. Y estoy atenta,
despierta a lo que va surgiendo.
El color,
debemos adentrarnos en los colores de ese cuento del que partimos como excusa y
el papel celofán nos permite crear una atmósfera, en la que discurrirá lo que
ellos quieran expresar. Comenzamos con el verde, con la esperanza de lograr
algo nuevo. La mano que se encuentra con otra mano, la mano que se acerca y se
aleja, que busca la fusión, la entrega, el intercambio amoroso para luego dejar
que sea otra mano la que juegue, la que sustituya, reemplace y acompañe,
modele, juegue, acaricie, comparta, intercambie y se despida lentamente, sin
brusquedad. Esas manos que necesitaron la ayuda de la mano de María para
colocarse y recolocarse en ese círculo en el que vivimos y tienen su espacio
todas las manos, las blancas, las morenas, las que acaban de vendar, las que
tienen las uñas comidas, las que arañan y pellizcan, las que están sucias, las
que se lavan con una insistencia obsesiva, las que agarran y desgarran, las
callosas, las deshidratadas, las que se vuelven garra, las sudorosas, las
torpes, las suaves… manos que
transformamos en bosque, bosque de abedules, frondoso, firme.
Afloraron los latidos de sus almas, los celos, la
necesidad de cobijo, de cariño, la libertad para moverse y girar, girar, llevar
él el ritmo, ser el derviche que marca el camino, reír, reír hasta revolcarse
en sus risas. Sonreír porque han vencido el miedo a una tela y ahora no es más
que un juego que él controla, con el que alejar y acercar a otra persona que
está atenta a su deseo, a su mirada.
- “Encarna ¿estas muerta?, ¿estás muerta?...” –
repetía mientras me zarandeaba, mientras me pellizcaba en la cara, tratando de
atisbar signos de vida, no cesaba de gritar: - “¿Estás muerta?”. Y Cris
repetía mi nombre, me llamaba y llegó incluso a darme una patada en la espalda.
Y cuando abrí los ojos como si despertase de un largo sueño, explotó en risas y
se abalanzó sobre mí arañándome gritando: - “¡Llora, llora, llora. !“ Y era
Eloy el que lloraba, cabizbajo pensando que me pasaba algo malo.
Al verlo en
el video al día siguiente la angustia de Eloy era tan patente que no era capaz
de entender que no era más que una forma de enfrentarse a la pérdida, a la
ausencia, a través del juego, para recuperar fuerzas. Entre sollozos, en mi
regazo me llamaba y supe que aquel fragmento se quedaría para nosotras, ya que
él no tenía porque pasarlo tan mal de nuevo.
¿Soy tan
importante para él?. Su madre nos dice que nos extraña los fines de semana, que
escucha el dibidibidee y se pone a llorar, pero quiere escuchar esa canción, y
que sale del hospital de hacer pruebas e insiste en venir al colegio, nunca
dijo que quería ir al colegio, y tiene que traerlo aunque sea para una
hora.
Él me da
mucha alegría, me devuelve al presente, al momento de ahora, ese ahora en que
nos miramos y hay tanta complicidad, tanto cariño que nos abrazamos y nos
besamos y no hay nada más en el mundo. No hacen falta palabras, un gesto basta
para entendernos, para saber lo que el otro necesita, lo que el otro quiere, y
celebramos el milagro de estar vivos, porque él es un milagro.
CONFLICTOS
CONFLICTOS
- “Lo que
provoca conflictos se elimina. –“ máxima de la directiva. Conflictos, ¿acaso no
los tenemos con nosotros mismos?. ¿Qué debemos hacer amputarnos el corazón, o
la parte frontal del cerebro?. ¿O tal vez debamos sacarnos los ojos o los
oídos?.
Un niño se introduce en la piscina, juega con
el agua, se divierte, le salpica la monitora y su madre desde arriba ve en esas
acciones una discriminación.
¿Deberíamos hacerle una lobotomía a la madre,
y/o a la monitora? ¿O tal vez deberíamos
impedir que su queja salga del recinto deportivo y evitar que se traslade a
otras instancias que la alientan a seguir reclamando en otras instancias
superiores, en lugar de analizar ese conflicto, compartir los distintos puntos
de vista y deshacer ese falso conflicto?.
Pero se nos
va de las manos y acaba eliminándose la salida a la piscina.
Nadaremos
contracorriente cuando llegue la próxima fiesta de navidad y seamos peces,
peces que se multiplican, peces que nadan sobre las arenas del Sáhara, peces
que aguardan el milagro, peces que se debaten entre la vida y la muerte en el
anzuelo, peces de cartón piedra que nadan entre sirenas de la talla XXL, entre
algas de plástico recicladas, y mares de celofán rojo, contaminado por los
fluidos de la rabia y el ostracismo.
Son estás las vivencias en que deberíamos
basarnos para plantearnos qué será la próximo qué podemos hacer.
AUSENCIAS
AUSENCIAS
A la entrada
no estabas con tu sonrisa apurando los últimos sorbos del café y las últimas
caladas, así que me fui hasta la puerta del autobús. Carlitos se lanzaban desde
arriba con los brazos abiertos y preguntando por ti, él me ayudo a llevar al
interior a todos nuestros niños, sólo Montse me ofreció su ayuda para llevar a
los cinco dentro. No veía tu coche y los subimos a clase, como siempre, unos
pendientes de los otros, andando y desandando el trayecto como cada mañana. Eso
sí, faltaban tus cálidos buenos días, y ellos preguntaban extrañados: -“
¿María, Maria?” –
Más tarde
vimos tu mensaje en el móvil, estabas en el médico. Subiste a vernos y decirnos
que tenías una semana de baja.
Se alejaban
de ti como si fueras a contagiarles por tenerte a menos de un palmo, y ante
tanto temor yo te di un beso en la mejilla.
Nos esperaba
una semana complicada, sin ti no podría Eloy venir a saludar, le dejarían
encerrado en su aula, con las fichas, fichas que él odio siempre.
Alguno se
despistó en los traslados y acabó en mi clase, esperándote, esperándome,…
hicimos malabarismos para poder encontrar momentos en los que poder encontrarme
con Eloy, con Carlos,… Gracias a Victoria que venía a sustituirte y dejaba la
tiranía de los fichas y como los niños, le decía a la maestra:- Nos vamos a la
clase de Encarna.- Los traía nos
abrazábamos y poníamos la canción de Luis Llach, la Roda, seguíamos pintando
círculos, viendo las imágenes en que ellos eran protagonistas, compartiendo ese
pincho de tortilla, las galletas,…preguntaban por ti, querían saber porqué no
estabas, y les dije que estabas con el ojo malito. Carlos quiso pintarte un ojito para que los tuyos se
curasen pronto, y palmeras que ellos me pidieron que te dibujara para ti. Así
nació esa productora nuestra, Ryad, el jardín,… así firmamos nuestros montajes
audiovisuales porque nosotras y ellos somos el jardín.
Esos días te
escribía mensajes cada tarde, contándote
cómo había ido el día, cómo habían ido desgranando otras comentarios
maliciosos que, hablaban de una forma de entender la educación como un proyecto
tan técnico, en el que no tienen espacio la elaboración de las emociones. Esa
semana fui consciente de la fuerza del vínculo que se había forjado entre
nosotras y tu ausencia era una carga difícil de sobrellevar, pero la cuenta
atrás estaba en marcha y volverías el lunes, de nuevo a la brecha.
En ese
tiempo me di cuenta que las islas que habitábamos se habían transformado en
una, gracias al puente que Eloy trazó entre nuestras dos, él creo la unión, él
y tu respeto hacia su necesidad de saludarme cada mañana, de venir a enseñarme
lo que iba haciendo, y éramos una sola isla, una tribu que dependía de las dos,
nuestra autoridad era reconocida por todos ellos, míos, tuyos, nuestros. Por mucho que quisieran atacarnos no tenían
elementos para poder herirnos, la transparencia con que actuamos, con que
compartimos nos elevaba por encima de los campos minados que debíamos de cruzar
cada día.
El fruto de
nuestro trabajo en común salía al pasillo de tu mano, me animabas a sacar, a
mostrar, tú y nuestras dos compañeras de pasillo, y así iba pensando en
responderte a tu eterna pregunta: ¿Qué hacemos después? Y tus manos gustosas,
bien dispuestas y sabias, trazaban los caracteres de esas palabras que brotaban
de mi interior, mientras ellos alrededor escupían, lanzaban piezas de puzzles,
se golpeaban, les caía la baba, pedían ir al baño, mascaban papel que les
obligábamos a escupir, lanzaban por la ventana lápices, pintarrajeaban la hoja
de papel, la mesa, al compañero, incluso a veces a nosotras también.
Luego las
familias emocionadas veían esos frutos que sus hijos habían realizado con
nuestra ayuda y orgullosa reconocías mi labor y la de todas las que, en el
pasillo de esta república independiente, tratamos de sobrevivir ante el absurdo
de una hostilidad ajena y contradictoria.
Formamos el
paraguas bajo el que nos protegíamos todas unas a otras, sin fisuras, sin
dobleces sin mentiras, sin malos entendidos.
A Pilar
A PILAR
Ha sido un
privilegio conocerte y te extrañaremos, como dice Eloy: - Pilar Dueñas, llama
Pilar Dueñas… - Llamo a los recuerdos,
los invoco y vuelvo al Castiello de hace diez años, veo como una mujer de bata
blanca recorría los pasillos de la primera planta, yo andaba por la planta
baja, en la TV Andaluza y para mi tú eras sólo una imagen distante. Ejercías
con la impecable profesionalidad que te caracteriza tu labor, pero este año al
volver aquí y verte en nuestro pasillo he redescubierto a la mujer creativa,
que con esos ojos vivarachos y su elegante trato acompañando a las criaturas,
les enseña los números sobre las puertas, y disfruta de nuestras ventanas hacia
África y Kandinsky. Con el paso de los
años esas semillas con que viniste al mundo han brotado, son bosques de
paciencia,…y ahora eres dueña de tu tiempo, podrás disfrutar de esa curiosidad
que en ti viene envuelta en amabilidad, proximidad y ternura. Unos versos de Gioconda Belli para seguir
viaje, esperamos que te gusten…
Uno no escoge
Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.
Nadie puede evadir su responsabilidad.
Nadie puede taparse los ojos, los oídos,
enmudecer y cortarse las manos.
Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.
No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.
pero ama el país donde ha nacido.
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.
Nadie puede evadir su responsabilidad.
Nadie puede taparse los ojos, los oídos,
enmudecer y cortarse las manos.
Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.
No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.
OMBLIGOS
OMBLIGOS
Nuestro
proyecto se abrió camino entre las pinceladas de Kandinsky, comenzamos a
contemplar cuadros del pintor y encontramos a María vestida de blanco, en su
reino de fantasías donde los príncipes no son azules, sino que son príncipes
que van soltando colores, al amparo de la calidez con que se les trata, Y así
el reino se fue ampliando a la luz de los ojos de sus habitantes y Carlitos
repartía títulos:
- María es la princesa, Marta es otra princesa, Eloy
el príncipe y ¿yo? ¿yo quien soy Encarna?.
- Tú eres el rey.
- El rey, el rey.- Repetía orgulloso, feliz. A
nuestro alrededor emergía el círculo, en los kiwis, en las naranjas, en los
columpios del patio, en nuestra boca, en
el iris de los ojos que ellos reconocían inmediatamente, en sus trazos sobre la
arena, sobre el papel, la cartulina, círculos que formaron con sus cuerpos, con
macarrones, con conchas, con telas, con el movimiento de sus cuerpos, para
volver al ombligo, a la primera herida, a la cicatriz que habla del
origen, del primer llanto, de la
incertidumbre, del miedo, seis dedos en un pie,… nada es como esperabas pero
están aquí, han llegado y tienen hambre.
Los
círculos se amplían, parece que estamos lejos, que hemos avanzado, pero en el
fondo estamos caminando en la onda expansiva de ese primer círculo, de ese
cordón que se cerró, que se anudó y se cortó, para separar a dos personas, para
enseñarlas a crecer una al lado de la otra.
Caminamos en círculos, mi camino me trae de nuevo aquí, para volver a
mirarme, para descubrir que en este círculo que se cierra puedo crear una
espiral, puedo rasgar esa inercia hacia lo concéntrico y girar en espiral,
girar, girar sin caer, controlando la velocidad, sin perder el equilibrio,
volviendo a mi ritmo a danzar, salir del laberinto, reconstruirlo,
transformarlo en espiral de luz. Y en esta danza los ecos me asaltan en la voz
de Noel que me repite contenta al verme:
- ¡Encarna
defender al alegría, defender la alegría!…gira
que gira la roda del temps, … Descubrimos en la forma geométrica la
posibilidad de crear, de construir nuestros círculos a los que titulamos
Ombligos y en el pasillo del primer piso abrimos otra ventana hacia la
independencia, hacia la conquista de nuestra voz, de nuestros deseos.
Deseamos
seguir transformando cada día, cada tiempo limitado en la cuadrícula, en excusa para compartir unas galletas, un zumo,
para dar vida a unos títeres que hablan sobre lo vivido desde el punto de vista
de otros, para crear colores complementarios, para pintar máscaras, para compartir la mirada de Hans y Leni sobre
los nubas, para abrazarnos, para acompañar al otro en el proceso de construirse
como persona…
DESPEDIDA Y ZULOS
DESPEDIDA
Se va
nuestro cuidador, el último hombre que con su bata blanca nos ayuda a
desplazarnos, a recorrer sin perder el equilibrio sobre el cable que, atraviesa
los tediosos abismos entre los que caminamos al cambiar de espacios. Nos
quedamos como un banco sin pata, como un cuerpo sin manos,… en la jaula nos
quedamos encerradas, tristes y Cris llamará, gritará tu nombre: - Armando,
Armando, … sin que nada ocurra que le haga sonreír, que le lleve a danzar una
vez más, alegre, y risueño.
Joselyn ya no podrá explorar curiosa el vello
de tu brazo y arrancarte alguna palabra junto con algún que otro pelillo.
La melodía
de esas voces graves se apaga, y con ella la autoridad de la figura paterna.
ZULOS
Los cigarros se consumen en
el zulo, entre cachivaches inservibles, en el recodo del edificio más
inaccesible se encuentran las fumadoras para trazar círculos de humo, humo que
se eleva entre confidencias, suspiros, y posos de cafés. Zulo transformado en puerta de emergencia,
puerta por la que escapar del yugo del control policial de la puerta principal.
Pero desde
el exterior no hay timbres, no hay luces rojas que nos anuncien que alguien al
otro lado puede oír nuestros gritos, nuestra necesidad de ayuda. Fuera se
produjo la agresión contundente, que nos dejó con una baja más en la plantilla,
fuera estaba la ambulancia que llamaron desde un móvil para encontrar respuesta
ante la impotencia, el desequilibrio entre las fuerzas de contención y
explosión. En el patio aguardaban a que decidieran quien acompañaba al menor al
hospital. Mientras el reloj seguía implacable su curso, las ausencias eran
notables y la aguja marcaba el cambio de responsables, la franja del medio día,
la orilla que nos libera de navegar en esta aguas, y con la cabeza entre las
piernas ordenaron a los inmediatos inferiores que se fueran con el chaval al
hospital.
Una piedra
más contra nosotras mismas, una piedra de molino por la que tirar, que
arrastrar que nos ahogará. Y la pregunta que brotará de mis labios sin que
pueda reprimirla: - ¿Y si fuera tu hija te gustaría ir a buscarla al hospital y
que la hubiesen mandado allí sin su tutora, sin nadie que sepa qué ocurrió?- La
pregunta que me ayuda a encontrar sentido en el fondo de este agujero negro, de
esta selva despiadada.
A MARIA
A MARÍA
En este día
en que tus lágrimas afloraron, quizás desatadas por mis palabras, quizás tan
sólo fueron las palabras excusa para dejar que saliera el alma emotiva que
conecta con lo que día a día vivimos y
al compartirlo, al verlo en el espejo de las palabras, la emoción se desató,
quizás todo lo acumulado, la tensión de lo vivido te lleva al llanto
desbordado. Pero no hay de qué
avergonzarse, hay que dejar que salga, que fluyan esas emociones y como dice el
poema de Girondo, llorarlo todo, llorar a chorros, llorarlo todo pero llorarlo
bien,..
Para mi es
un privilegio ver y acompañarte en ese momento en que las palabras discurren
esta madrugada, como cuentas de este collar compartido, cobran vida y generan
realidades que te hacen llorar, a mi sonreír, y abrazarnos.
Es un lujo
tenerte al lado compañera.
Hasta mañana, besos.
Con la llegada del bus
CON LA
LLEGADA DEL BUS…
- ¡¡¡El príncipe del Castillo!!! – María y yo abrimos
los brazos de este a oeste, las sonrisas amplias le dan la bienvenida. Eloy
sonríe, me mira y viene a mis brazos, a veces corriendo, a veces deja la
chaqueta y viene a darme un beso y a que le de el suyo, luego se acerca a su
maestra y le da su beso, ella lo recibe con todo el cariño y se abrazan, se
besan.
Hay en esa
mirada de Eloy una luz que alimenta a la niña que fuimos, y puedo estar al otro
extremo de la habitación que él me busca con la mirada y viene a mi ignorando
por unos segundos, a todo y a todos cuanto hay alrededor. Esa sonrisa y esa
mirada tan cómplice y redonda brota cada día entre él y yo, y la magia se
alimenta, el espíritu creativo respira profundo, se expande cuando va en busca
de los brazos de María.
Hay tanta
generosidad en este acto diario en el que nos damos la bienvenida, hay tanta
calidez y respeto, que sólo tengo palabras de gratitud y reconocimiento ante
este amor generoso, cómplice que teje redes firmes entre nosotras dos y
nuestros niños.
- Fichas, no, fichas no!!!. ¡No, nooo.!
- ¿No quieres hacer una ficha aquí?
- Ebo I E, e de elefante, Mukica.
- Mira una ficha de círculos.
- Kanchinsky,
Encarna teatro, teatro. ¡¡Teatro!!!.
Encarna, Eeeenncarrnaaaa–.
Canta mi nombre cruzando el pasillo llamándome como si fuera un club deportivo,
y llega a mi clase para preguntarme por Iván, por Cristián, por Juan, por mi
coche, para pedir la música de Mariam Hassan con la que bailamos los dos, un
paso hacia atrás, otro hacia delante y en el centro nos encontramos para darnos
un beso, uno tú, otro yo, y se ríe, se ríe suave, con una ternura
infinita.
Va a buscar
a María, al resto de sus compañeros y trae su pincho de tortilla, me ofrece un
bocado de esa tortilla jugosa, con cebolla.
El coro canta su repertorio, entre habaneras,
se recuesta en mi regazo y se queda relajado, casi dormido, mientras el
concierto avanza, y él con la boca entreabierta, los ojos semicerrados, respira
cada vez más sereno. Respiramos despacio, tranquilos, aislándonos de las miradas
inquisitivas, voraces, envidiosas, que se fijan en nosotros de forma burlona y
nos miramos en el espejo de la mirada dulce de María.
- ¿Vamos a
pedir una canción Eloy ?
– Si, vamos … Te acercas y le dices al señor: por
favor, quiero que toquen...
Va decidido,
le acompaño…
- ¡Qué rico!- exclaman, ante sus palabras: - María,
María,….-
Y tras la primera canción anuncian la petición del
profesorado y del alumnado tocarán a continuación: “ María la portuguesa”. Eloy me mira, se ríe, y mira desde mi regazo
a María, nos sonreímos los tres cómplices, ante el desconcierto ajeno.
Petición y voluntad
PETICIÓN
¿Qué se
despierta en el alma de estos seres ante el espejo? Esa fórmula mágica con la que Carlitos
transforma el enfado en un cataclismo tierno, con esas dos palabras: - te
quiero- esa fórmula al verla en otros niños, parece provocarle una conmoción,
la quietud total y un deseo: - “Otra vez no, no”. No desea volver a ver a los
niños y niñas decirse te quiero con un abrazo, en voz baja, a gritos, con voz
nasal, él que siempre quiere volver a ver las imágenes que vemos, esta vez no,
dejó claro que otra vez no, no.
Una negación
expresada con tanta contundencia que no puede dejar de ser escuchada, una
afirmación de sus deseos desde el lenguaje articulado, y no desde esa pasión
abrasadora que le domina por momentos y se lanza a morder, a pegarse con todo
el cuerpo a los demás, expresando sus celos, su reclamo de su dosis de besos,
de proximidad, …
Últimamente
lanza preguntas: - ¿tu casa es grande?, ¿me llevas a tu casa?, ¿dónde está
María? , ¿te ayudo?.
VOLUNTAD
- “No
quiero, no, no quiero”.- No desea moverse, está relajado sobre la pelota y no
desea abandonar esa quietud inestable, esa redondez en la que se abandona para
ser acogida por la pelota blanda, sobre la que se balancea ligeramente. Salir
para qué, no, ahora estoy bien, relajado, y lo dice alto y claro por primera
vez:
-“ ¡No quiero!”. – Y lo dejo un poquito más, porque
hay que premiar esa forma de expresar lo que uno desea, sin tirarse al suelo, sin dar patadas, sin
llamarme puta,… después de todo si prolongamos cinco minutos más el tiempo de
recreo ¿va a ocurrir algún cataclismo?.
¿A dónde nos
lleva la rigidez de los horarios, de la organización inflexible?. ¿No son los niños la escuela?.
Manos
MANOS
En tus manos
veo reflejadas tantas vivencias compartidas, los tirones, las caricias, las
esperas pacientes, las contenciones, las presiones a las que nos someten y las
que neutralizamos trazando líneas rectas sobre cartulinas de colores. En las
líneas de tus manos están las huellas de historias que nos ha hecho crecer,…
Tus manos, con los dedos abiertos descansan sobre tus piernas cruzadas y la
confianza nos alimenta la esperanza de construir un mañana donde tu alegría
impregne el aire, cada arista, y barra las esquinas donde se acumulan los
silencios de la culpa, el miedo, y el asco. Esas manos que de vez en cuando se
quedan quietas, rígidas, y en su tensión nos recuerdan que no podemos bajar la
guardia, esas manos que acompañan, manos ágiles, dispuestas para trazar nuevas
rutas en las que adentrarnos para aprender a que emerja la parte más humana,
frente al lado salvaje y despiadado de los animales acorralados. Manos fuertes
que saludan, acarician, sostienen, miman, cantan, dibujan, guían, susurran,
aguardan, manos cálidas, fuertes, con las uñas cortadas, dedos largos, manos
bien dispuestas para sostener, lanzar, volar… hacia tu bondad, generosidad y
esa alegría que se ha ido apagando, pero que como la luna volverá a su
plenitud, para tejer ese circulo de amor respetuoso, en el que nos sentimos
nosotras mismas, capaces de crear un
presente cargado de posibilidades que hablan del placer de estar vivas, de
viajar y de soñar despiertas. Manos sabias,.. así son las manos de María. Manos
que piden más, más,…
HUELGA PROHIBIDA
HUELGA PROHIBIDA
(1 de abril de 2009)
Anoche tuve
un sueño,… caminábamos todos juntos:
Eloy, Carlos, Juan, Noel, Joselyn, Christian, Kike, Mónica, y María por un campo verde, descalzos, alegres,
a nuestro ritmo, sintiendo la hierba acogedora bajo los pies, acariciando el
empeine del pie. Era una hierba tan verde, tan tupida y suave que era fácil y
agradable caminar, caminar hasta la arena, arena de una playa, una playa
solitaria envuelta en una niebla espesa, densa, que nos rodeaba creando un
círculo protector alrededor nuestro.
Caminábamos
unos al lado de los otros, sin necesidad de agarrarnos, ni de sujetar a nadie,
movimientos en forma de espiral, circunferencias con sus arcos, hasta formar un
círculo que se abría y se cerraba rodeado de niebla. El mar lo intuíamos cerca,
la olíamos, se escuchaba pero no lo veíamos.
Todos
fuisteis encontrando caracolas, caracolas grandes y de tonos rosados,
amarillentos, brillantes. Yo no encontré ninguna. Veía vuestras manos con la
caracola, la abarcabais con la mano, y me la mostrabais.
Las miraba,
tenían unos tonos rosados tan intensos,… y entonces Eloy se acercó y colocó su
caracola en mi mano. Las acercamos al unísono, sin decir ni una sola palabra y
saqué una fotografía: sobre un fondo de arena húmeda aquel círculo perfecto de
caracolas sostenidas por las manos amigas, por las manos que sostienen mi
ilusión y generan a diario el sentido que necesito para enfrentar cada día.
Desperté
serena, abrí los ojos y sentí la fuerza de esa red de respeto, confianza, y
apoyo que tejemos cada día, la red de protección que, nos ayuda a seguir
haciendo piruetas mortales en este circo en el que trabajamos.
Hoy diez
minutos antes de irnos a casa, volví a despertar al veros a los dos, a Maria y
Eloy así…mirándome en el pasillo, con una sonrisa fresca, radiante y cómplice.
miércoles, 5 de marzo de 2014
ESPEJOS
Siempre busca el espejo para bailar, para girar mirando en esa superficie que quizás sea la puerta hacia otra realidad hacia otro que aparece siempre ahí y se llama como él, pero no es él,… Sin embargo reconoce el mundo circundante, en el espejo. ¿En qué nos reconocemos?. ¿Por qué sabemos que la figura que aparece en el espejo somos nosotros?. Investiga, curiosea abriendo incluso mi bolso y juega con una compresa en el espejo, se pega a sus manos como el pañal que lleva, juega con ella delante del espejo, mirándola, buscando esa otra que aparece en esa ventana, ante el rubor del profesor de religión.
Me reconozco en la paciencia con que María va dando macarrones, uno a uno para ir insertándolos en el hilo del collar, en la risa que nos lleva a mover los títeres que hicimos juntas y cómo dimos vida a Florcita, a Don Titón,… te reconozco cuando creamos la historia de los “niños asesinos” con peces, tras la salida al acuario. Nos reconozco corriendo tú por un pasillo y yo por otro, buscando a Iván en una de sus fugas. Reconozco mi miedo a la pérdida del control cuando asustada me miras y me preguntas qué hago con él en los brazos sangrando, y te ofrezco mi visión de la mejor respuesta para él, y la haces tuya marchándote inmediatamente, sabiendo que de los demás me encargo yo, y no tienes que preocuparte de ellos.
Nos reconocemos en esas gracias que, nos damos la una a la otra por la reciprocidad con que nos ayudamos. En esa imagen no importa la derecha, ni la izquierda, en este espejo que somos tú para mi, yo para ti, se ve la fuerza de la alquimia, esa es la fuerza que nos habita a las dos, esa es la clave de nuestra supervivencia aquí. Es nuestro poder para transformar los deshechos en arte, en belleza, en rebeldía, en libertad, en emociones que abarcan desde la risa, al llanto, desde el agotamiento al asco, desde el pánico a la creación.
Laberintos y comunicación
LABERINTOS
Los
movimientos son cada vez más rápidos, se deslizan entre los troncos que separan
una zona de recreo de otra, saltan sobre ellos y no llegamos a alcanzarlos,
corres, corres hasta que sientes el corazón en la garganta y entre las yemas de
los dedos se desliza el mandilón, te quedas como el botón, suspendido en el
aire unos segundos, mientras él sigue su carrera, hasta que le frena un caldero
con pintura, o un andamio por el que escala, raudo y veloz para llegar arriba,
arriba, a lo más alto. No hay percepción de miedo, no hay percepción de
peligro, no existe la posibilidad de caer, del dolor, de la sangre manando de
su cabeza … desde el tejado las nubes están más cerca. Desde la cumbre los
demás son puntos, insignificantes, hormiguitas que recorren sendas ajenas a tu
presencia,… ¿quién subirá arriba a buscarlo?.
Otras veces
tus ritmos se van acelerando a medida que sus gritos van incrementándose en
volumen: - Me pones nervioso. ¡Me estoy
poniendo nervioso!!! ¡¡¡¡Quiero matar a mi madre!!!!, ¡¡la voy a matar!!. ¡¡¡Y
a las monjas las voy a matar a todas!!!.
Los gritos se apagan con las primeras bofetadas que se da a si mismo,
y la garganta se cierra ante tu propio
temor a que esas patadas que lanza contra la pared, acaben en tu cara, en tu
vientre, y ese grito con el que comenzó amenazando se transforma en herida, hematoma,
fractura,…
La jaula está rota y es preciso contener. Un
nuevo espacio tras unos pantalones estropeados por la pintura se logra. Un
espacio en el que al menos la reja logra reducir las escapadas en las cuatro
direcciones, sólo hay un punto débil y la vigilancia es constante, permanente.
No hay más
huidas, pero hay agresiones, hay saltos inmensos en los que la angustia agita
la necesidad de abarcar al otro hasta hacerlo gritar, hasta que llore, mientras
la tierra es removida, lanzada. Cuando arrasaron el acebo hasta las lombrices
emigraron. – - ¡Quién fuera lombriz para partir!.
COMUNICACIÓN.
Escriben las
madres en la agenda pequeñas misivas reclamando más información sobre cómo se
produjo la gran herida que tiene su niño en la rodilla. Examinamos las rodillas
y no encontramos en ellas más que un raspón, superficial, que pudo hacerse en
cualquier parte, en cualquier momento. Y
pensamos que debería de ver los hematomas que tenemos, los tres puntos en la
ceja de la cuidadora, deberían de sentir el dolor en las muñecas que tenemos
por tirar de ellos, por frenar las sillas que a veces lanzan, deberían de saber
que hay tres maestras de baja, con un esguince cervical producido por sus
hijos. ¿Acaso nos va en el sueldo? ¿Acaso pagan a alguien aquí para recibir
agresiones?.
Otras en
cambio escriben en una cara:- “Ayer volvíamos a casa de la compra y leyó en un
coche POLO, él sólo, quiso saber que
decía. No veas como me prestó. “ Y en el
reverso aparece una lista: papel higiénico, lechuga, lejía, bastones del
oído, tomates, cebolla.
Y otras veces nos escriben:
- Hola María:
Ayer Eloy cantaba: Encarna jabibi, ¿Qué significa? Está emocionado con el
teatro, le encanta.
Y contestas: Hola Ana: Habibi es una palabra árabe
que significa mi amor, yo a veces la uso como muletilla, a veces como adjetivo.
Eloy habibi, mi habibi,… Nos da tanta
alegría. Un saludo. Encarna
Y al día
siguiente en la página siguiente Encarna me encanta tu respuesta.
EN LAS ACERAS y A la entrada
EN LAS
ACERAS
Llegaba a
casa tras una mañana que no parecía tener fin, una mañana completa con ellos, una mañana
sudando, corriendo tras Iván rampa abajo, escuchando respuestas absurdas ante
aquella palabra pertinaz que lanzaba, sabiendo que poseía el poder de herir,
sin saber las acepciones que podía tener ese: - ¡¡puta!!. Aún ese sonido martilleaba mis oídos, y mi
respuesta: - “fruta, fruta, hoy no es el día de la fruta”.
El dolor de
cabeza iba aumentando, las ganas de ducharme, de frotar con jabón las
manos, el deseo de beber agua fría, iba arrastrándolos, subiendo mi calle, cerca de casa cuando al
alzar la mirada los ojos de una amiga me ven, me saludan y llego a casa con el
eco de sus palabras: - No podemos
dejarnos sucumbir.
A LA
ENTRADA
Llego cada
día justo al caer las 9:30 y en la verja siempre esa mirada inquisitiva, ese
humo que trata de disfrazar la revisión de abajo a arriba,… cruzo la reja
oxidada y parece que el lector de códigos no está activado, no salta ante mi
desasosiego, ante las dudas que me asaltan y un día más comienza, o un día
menos, según se cuente.
La selva
está viva, las plantas carnívoras parecen regenerarse con una violencia obscena
y camino entre ellas, tratando de sortearlas, lanzándoles los jirones de la
ropa que queda para saciarlas, antes de que me atrapen la piel. Me siento desnuda, invisible, sola, y de
repente en todo el centro resuena el altavoz:
- Ponte en contacto conmigo. – y me siento liberada
por no ser objeto de esos reclamos, en los que no existe un por favor, ni un
gracias. Recuerdo como antaño el
silencio se quebraba con la voz masculina del conserje reclamando por favor
cuidadores. Miro la foto de Mario Benedetti antes de salir y descubro en el rojo
con que pintarrajearon sus mostachos, la sombra de la herida mortal.
Siento
deseos de agarrar el altavoz y recitar los versos de Benedetti al aire, para
que se escuchen unos cuantos metros más allá, para que se los lleven las olas
del océano a otro orilla, y aprovecho a la salida de este lunes para darme ese
capricho, para darle vida a Don Mario, a través de sus versos. Es mi pequeño
homenaje en este primer lunes sin Don Mario.
ADAPTARSE
Miedo me da
mirarme en el espejo, horror siento cuando me veo muchas veces en el
espejo. ¿Cómo adaptarse a estar en
constante tensión, anticipando la escapada de
uno de ellos, ante la presencia de otra persona, cómo adaptarse a tener
de conformarse en poner las canciones
que le gustan y pelearse cada mañana entre gritos y pasarse 20 minutos,
señalando las prendas que ha ido lanzando por la clase, sin esperar nada más,
sin exigir nada más?. ¿Cómo adaptarse a que el reto sea que no alcance las
tijeras, que no se escapen, que no se tiren del pelo, de las orejas, que no den
patadas, que no se arañen la cara?.
¿Cómo acostumbrarse a ese grito mamá, mamá, cuando le pegan y viene a
refugiarse en mi, temeroso pero incapaz
de poder contar lo que le pasó, qué le hicieron, sólo señala quién fue?. ¿Cómo
sobrevivir en este territorio donde el insulto, el prejuicio y el posible
expediente reinan alrededor?. ¿Cómo acostumbrarse a este ambiente enrarecido
donde se gritan los adultos/as y se lanzan acusaciones, insultos, donde se
vanaglorian creyéndose inmunes, por encima de todo y de todas/os?. ¿Cómo
enfrentar el constante sinsentido de decisiones que envueltas en “justicia” quieren desestabilizar,
provocar enfrentamientos entre profesionales?. ¿Cómo resistir esta pirámide
donde se nos lapida con total inmunidad y alevosía, donde se nos pisotea?.
¿Cómo
adaptarse a que mañana sea igual que ayer, igual que hace un mes?, ¿o a que la
diferencia sea que estamos más cansadas, más inmunes ante el desgarro? Sombras,
estoy en la sombra no hay luz, hay calor infernal, calor al que brotan los
monstruos, los hedores más inmundos, y la indiferencia, nadie mira, todos/as
con sus orejeras, sola, esperando el próximo enfrentamiento. Oyendo: - “¡Putas
pobres por las que saque la cara muchas veces, y me dieron por arriba y por
bajo muchas veces!” Y contestas: -“ No soy ninguna puta lo primero, que te
quede claro, a ver si dejamos de gritar, porque esto no nos lleva a ninguna
parte”. Mirar y ver cómo ellos se tiran del pelo, para frenarse, se tiran de
una oreja, o se lanzan esos :“Basta, bastó”, bastó que te han escuchado mil
veces.
Miras y me
doy miedo, no me gusto, no me siento yo … quiero rescatar a la que ellos ven a
veces como Dibibidibide, la canción africana,
a la que hay que dar un beso antes de empezar a trabajar, o la que nos
dice que yo te quiero más, cuando te limpias las babas. Una parte de mi se muere en este antro, este
infierno, te lo dije hace un año y es
así, …niños muertos, zombis, polisíndromes,…
la agonía de las últimas horas, esa
disnea que anuncia el final la sentimos al llegar, por la mañana al ir a buscarlos al bus, al
entrar y no mirarnos ni siquiera a los
ojos, ver la mano que indica hacia arriba, rápido al
aula, no hay tiempo ni para reunirnos
todos juntos y subir, ya subirán cuando lleguen, fuera, fuera, cada uno a su
celda de aislamiento y 30 minutos de recreo, como marca la ley.
Mirar
alrededor y ver el lado más oscuro, más desgarrador, más duro, más desenfrenado, más irresponsable y
prescindir de lógicas, de sentidos común, de valores que no sean el lucimiento
personal, palabras que se malinterpretan y con las que se atacan y nos atacan,
cómo adaptarme a ser autista, a eludir el encuentro con los demás, cómo
adaptarme a no mirar alrededor y quedarme en la mirada quieta, fija en un
punto, un punto inmóvil, estático, ver cómo
tenderán la trampa a otro hoy, que mañana podría ser yo. ¿Y tú, me ves adaptada? ¿Me lo dices en
serio?.
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