TRABAJAR
CON AMOR
- Te quiero,
te quiero- responde cuando le riñen por mancharse, por romper el folio, por
arañar a los demás en la cara, siempre ante la cara de enfado y la bronca
responde lo mismo: - Te quiero mucho.- Y como una fórmula aprendida le
respondo:
- Yo también
te quiero, y te quiero más cuando te limpias la baba.- Y como respuesta unas
veces se limpia en la manga la saliva y se acerca para darme otro beso o dice:
- No tengo,… no tengo…. Mientras busca el clinex en los bolsillos de mandilón.
Le señalo dónde está la caja de pañuelos de papel y va por uno, se limpia raudo
y veloz, dejando un ligero rastro de rotulador entre la saliva, que mana de su
boca casi constantemente, y me da un beso. Sigue trabajando, pintando y pintándose la cara, las mangas
hasta los codos, … y de nuevo ante la desesperación ajena un profundo: - ¡¡Te quiero!!!- brota y con
estas palabras la paciencia se renueva y
nos lleva a respirar hondo, a seguir un día más, una hora más intentando crear un clima
agradable donde podamos aprender algo.
¿Dónde habrá
escuchado ese primer te quiero?. No son palabras que se escuchen a menudo, sin
duda él ha captado la magia que provocan y ha aprendido a usarlas para deshacer
tensiones, y ponernos ante el espejo para preguntarnos qué es lo más
importante.
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