miércoles, 5 de marzo de 2014

Trabajar con amor

TRABAJAR CON AMOR

- Te quiero, te quiero- responde cuando le riñen por mancharse, por romper el folio, por arañar a los demás en la cara, siempre ante la cara de enfado y la bronca responde lo mismo: - Te quiero mucho.- Y como una fórmula aprendida le respondo:
- Yo también te quiero, y te quiero más cuando te limpias la baba.- Y como respuesta unas veces se limpia en la manga la saliva y se acerca para darme otro beso o dice: - No tengo,… no tengo…. Mientras busca el clinex en los bolsillos de mandilón. Le señalo dónde está la caja de pañuelos de papel y va por uno, se limpia raudo y veloz, dejando un ligero rastro de rotulador entre la saliva, que mana de su boca casi constantemente, y me da un beso. Sigue trabajando,  pintando y pintándose la cara, las mangas hasta los codos, … y de nuevo ante la desesperación ajena  un profundo: - ¡¡Te quiero!!!- brota y con estas palabras la paciencia se renueva y  nos lleva a respirar hondo, a seguir un día más,  una hora más intentando crear un clima agradable donde podamos aprender algo.
¿Dónde habrá escuchado ese primer te quiero?. No son palabras que se escuchen a menudo, sin duda él ha captado la magia que provocan y ha aprendido a usarlas para deshacer tensiones, y ponernos ante el espejo para preguntarnos qué es lo más importante.   

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