5 de marzo
2009 La mañana enturbiada en granizo
estridente sobre el parabrisas, apaleando los cristales, el techo del
coche, ruedas de camión en el horizonte,
luces rojas destacan en medio de esa
cortina de agua y viento que, dobla los paraguas, y por fin a cubierto hacia
las 9:30, sintiendo la humedad avanzar por las corvas, por las muñecas, por
la nuca,…La oscuridad desaparece con el brillo de la sonrisa de Eloy, que me ve
y viene hacia mi, tambaleándose sobre sus pies zambos y tarareando mi
nombre, el frío se eclipsa.
- Médico,…
- No viniste
ayer porque fuiste al médico ¿no?
- Sí.
Y me acerca
la mejilla reclamando como cada mañana, su beso. Más tarde deja su mochila y
con el mandilón cerrado por el velcro viene de nuevo a darme él un beso y
empezar a trabajar… Me transporta el presente, al ahora, no hay mañana, no hay
ayer, hay lo inmediato, él y yo, la complicidad, la alegría de estar vivos, de
conectar con la niña que fui y jugar con el niño que es. Es un milagro, nuestro
Eloy.
El horario,
las rutinas, el pis a las once, la
maestra programa la alarma y hasta las 11 no toca hacer pis con Pilar, hasta
que suene la música de Fito no es la hora de ir al baño. Dan las 11:10 cambio de clase, y ya ha ido al
baño. Hoy nuestro príncipe controló el esfínter,… y en la casita untamos queso
en la rebanada de pan, aprenden a agarrar un cuchillo y diez minutos antes del
recreo la sangre mana de la nariz de Eloy. Mana roja, abundante, caliente y su
maestra lo eleva y se va abrazada a él en busca de Alberto, Alberto… Alberto,
el hombre de pañuelo al cuello, sonrisa en los labios, suavidad y firmeza, que aguarda con el anticoagulante mientras la
furia desatada del poder se repliega sobre Eloy, armada con sus guantes y un trozo de papel y
comienza a ordenar sin sentidos, trata
de apartar a Alberto, le ordena que se vaya,
pero él permanece expectante, cerca de nuestro príncipe que sigue
sangrando, asustado, y buscando a mamá,
a Pilar, a María, … el teléfono suena y la madre acude rauda y veloz, nerviosa.
La hemorragia había cesado ya. Y lloró al verlo. Lloró somnolienta, lloró en
silencio,…
¿Cuánto
tiempo le queda a Eloy? No hay respuesta médica. ¿Amanecerá mañana envuelto en su sangre
cadáver? ¿Vivirá un año más?. Su madre se sienta cada noche a velar su
sueño, cae en brazos de Morfeo cuando él está en el colegio, y agradece que
Eloy cuente con alegría cómo pinta macarrones, cómo hace teatro, cómo baila,
cómo hace de flor, cómo pinta máscaras, cómo extiende el queso en el pan, cómo
viene a mi clase a por pinturas,…Eloy que se fue del cole caminando de la mano
de su madre y su maestra, mañana no vendrá a clase.
Y mañana, a
las 9:45, extrañaré su suave golpear en la puerta de mi clase y la carita
sonriente de nuestro príncipe, pidiéndome un beso,…
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