miércoles, 5 de marzo de 2014

LUZ

Llaman a la puerta y nos trae Eloy la luz del sol en una cartulina, un sol radiante y le pido permiso para trazar un pedazo de cielo azul y una sonrisa en aquel sol que me trae ecos de otras luces. Al cabo de unos minutos vuelve con las nubes que anuncian lluvias, el agua pertinaz que se aloja en los cristales, la lluvia silenciosa que nos enjaula en el interior de la institución. El aguacero interminable en el que me deja pintar un rayo de tormentas intensivas que alumbran futuros.
La puerta se cierra y vuelve a abrirse, silencios y lágrimas en los ojos desbordándose. Se acerca a mi, busca el hueco bajo mi pecho para acomodar su cabeza y buscar caricias, besos, la suavidad que le tranquiliza. Grita: - ¡mamá! Y me busca cuando le pegan, cuando le golpean, me mira y me siento impotente, desnuda, ¿Cómo evitarlo?.
  Anticipar los golpes es difícil, no es tarea sencilla, es posible correr a veces, es posible saltar en dirección contraria alguna vez, estás sola con el Arnidol en la mano, como remedio.

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