DESAMOR
Para Pato
con la esperanza de oírte alzar tu voz sobre los ruidos de los demás
entonando tu propia melodía alegre y serena.
Hay un silencio tan inquebrantable como el de la muerte, tu indiferencia ante mi necesidad de tu proximidad cotidiana.
Hay un olor más hiriente que la fétida putrefacción de las vísceras del pescado, el de la humedad de nuestro imposible hogar desahuciado.
Hay una imagen más sangrante en estos momentos que las desdichas ajenas, y no es otra que la de intuir con quien estás paseando por la vereda, con Elisa del brazo, y contemplar como la besas y la abrazas...
Hay un tacto más abrasivo que la lejía y el amoníaco, el de mis arrugas que han ido proliferando al amor de tus promesas vanas, tus engaños, y sobre todo el que me provoca mi inconsciencia al creerte.
Hay un sabor más agrio que el limón, la ausencia de tus huellas en cada recoveco de mi cuerpo, el sabor de la derrota ante tu matrimonio.
Monográfico de ETCÉTERA nº30, febrero 2000
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