EL RETORNO DE DZIÚ
- Tomás, ¿ya estás en casa? ¿Cómo has regresado tan
pronto?- Preguntó Juana a su esposo mientras acababa de amasar el pan. Él entró
en la cocina y taciturno se sentó en su silla.
Juana le miró de reojo mientras colocaba la masa en el horno y tras
lavarse las manos, sirvió dos infusiones. Se acomodó frente a él y con una
caricia le acercó la taza. Tomás ensimismado fijó su mirada en las pequeñas
flores de azahar pintadas que rodeaban el asa de la taza y Juana susurró:
- Tomás apura las hierbas, ya verás como en un
santiamén alejaran esas atrocidades con los que te cruzaste.
- No es eso Juana.
- Míame, esos
ojos han llorado. Ya me imagino lo que han vuelto a ver…
- No Juana, hoy ha sido distinto.
- Anda bebe, las hierbas te harán bien.
- No las necesito. Escúchame, hoy al regresar ya era
tarde y tomé el autobús, al llegar a la
plaza se subieron tres muchachos que comenzaron a repartir libritos a la gente.
Al llegar a mi altura se agotaron y no sabía qué hacer, si seguir mirando por
la ventanilla, o hacia el suelo cuando se disculparon por no tener suficientes
ejemplares. Esa disculpa me hizo sonreír y uno de ellos me miró con complicidad
tratando de trasmitir sosiego, y me pidió permiso para sentarse a mi lado.
- Tomás ¿cuándo podremos volver a recuperar la
confianza para mirarnos de frente, con una mirada honesta, sincera, sin tapujos
que nos permita reconocernos?
- Pronto, estamos cambiando. Hoy lo he visto. Comenzaron a leer en voz en alta, era tanta
la delicadeza, la pasión con la que leían que me olvidé de que estaba sentado
en un autocar. Cerré los ojos y por unos instantes, volví a tener ocho años, y
escuché a mi madre con su voz profunda, serena contándome como el pájaro Dziú
se adentró en el gran incendio que provocaron para que la tierra volviera a ser
fértil, con el objetivo de salvar las
semillas del maíz. Sentí de nuevo la fuerza con que ella me decía que a Dziú no
le importó sacrificar su bello plumaje y cómo las demás aves cuidaron de él,
incubaron sus huevos, le construyeron el nido, le buscaron alimento, y le
acompañaron. Me emocioné tanto cielito… las lágrimas brotaban sin contención y
me sentí feliz. Ya ves, hace tanto tiempo que no escuchaba ese cuento. Era el
que le pedía a mi madre antes de dormir y ha regresado para enseñarnos el
camino.
- ¡Qué lindo
Tomás! ¡Ven!- Se abrazaron en la cocina
mientras en el horno la masa de pan tomaba la forma de un pájaro, el pájaro
Dziú.
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Fue interpretado por la actriz Marisa Vallejo en el CMI del LLano ( GIJÓN) cerrando el II Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez, el 1 de septiembre de 2012.
Publicado por los Escritores por Ciudad Juárez en su blog
http://poemasporciudadjuarez.blogspot.com.es/2012/09/esmeralda-vizcaino-gijon-asturias.html
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