domingo, 9 de septiembre de 2012

La fuerza del diamante




Sentada sobre el catre Ilemi abrió por última vez el pequeño cofre de madera, con incrustaciones en marfil que había heredado de su abuela.
Sobre el terciopelo rojo un diamante engarzado en oro blanco resplandecía. Sus ojos lo acariciaron con una pulcra e inocente lentitud antes de sacarlo de la caja e introducir una tira de cuero gastada por la abertura del colgante. Como si de un rito de iniciación se tratase alzó los brazos con el collar mientras unos notas graves rasgaron el silencio. Trató de agudizar la memoria pero lo único que recordaba de su madre era aquella melodía y el tacto suave, sedoso y tibio de su pecho mientras la amamantaba. Sus ojos no pudieron contener las lágrimas, agarró el diamante con fuerza y en su mente resonaron las palabras de su abuela:
- De qué te sirve el llanto. Es el momento de la dignidad. Hay una justicia  que está por encima de la de los hombres y has de prepararte para el viaje. Recuerda como tu bisabuela sacó el diamante en el interior de su vagina de las minas de Sudáfrica, donde mataron a mi padre. Él tampoco había robado nada. Fue un regalo de un amigo que creía en las propiedades mágicas de la piedra. Ella nos ha infundido valor siempre.
            La puerta de abrió y el director de la prisión le preguntó si deseaba algo más. Ilemi negó con la cabeza. Se levantó y con la cabeza alta avanzó con paso firme. En la sala la ataron y el director ordenó proceder con la inyección letal. Entonces Ilemi pronunció sus últimas palabras:
- Por favor, denle mi collar y el cofre a mi Selena.
- No se preocupe.
- Quisiera poder contarle a mi hija con mi propia voz la historia de esta joya de familia... Ella comprenderá que mi único delito ha sido ser pobre y negra.


VARIOS (1998): Batallas en Lila. Ed Asociación de Mujeres Jóvenes de Asturias. Oviedo

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