Dormías cuando llegué, boca abajo muy
tapadita. Sólo distinguí tu cabeza. Los primeros brotes de tu cabello aparecían
bajo un sin fin de mantas rosas.
Despertaste en mis brazos, bostezaste y
abriste los ojos a un nuevo día. Esos ojos grisáceos lo miraban todo. Se
fijaron por un momento en mis gafas y parecieron asombrarse.
Tus manos se agitaron, esos finos y
largos dedos ya se agarraban a mi dedo índice con fuerza.
Buscabas a tu madre en cada giro de
cabeza, al entornar la mirada chupabas tu diminuto dedo pulgar como diciéndole
a tu madre. - Tengo hambre, quiero mamar -.
Mientras yo tocaba tus pies y eso
parecía gustarte hasta que tu hambre fue tan voraz que comenzaste a llorar. Tus
deseos no fueron oídos y te rebelaste contra el silencio. Con tu llanto
lograste tu objetivo, que tu madre te diera de mamar.
Contigo en los brazos me di cuenta de
algo importante, que hasta ahora solo había podido imaginar: me enseñaste como
comienza la vida con tu despertar. Primero un bostezo y una mirada atrás, luego
un gesto, una mirada que comienza a explorar, para luego actuar y darse a conocer
en el mundo hay que gritar, llorar y cantar.
PIEDRAS
La fuerza generadora de la palabra,
capaz de transcender al día de hoy y al de anteayer. Trazos que parten del
único referente real, el estado de ánimo y la evolución de tu alma pétrea,
lenta y humilde. Tienes razón, sos piedra. Piedra preciosa, piedra con que
construir un horizonte por estrenar. Vienen a mi mente las piedras calientes
que templan el lecho en las noches invernales mientras acaricio la pequeña
piedra ovalada y negra que alberga el fósil de un pequeño habitante marino, que
un saharaui me regalo en Tinerghir y pende de mi cuello.
Piedras son memoria ancestral, son
símbolos eternos. Pienso en los diamantes frágiles en su apariencia
translúcida, capaces de cortar el cristal. Piedras preciosas, el rubí con su
fuego pasional, el zafiro con su densidad oceánica, los poderes curativos del
cuarzo, la protección de la malaquita, la música de los cantos rodados que a
mis pies aguardan la marea y la pequeña piedrita de naturaleza arenisca del
cementerio judío de Praga impidiendo que el mensaje a un ser querido sea
barrido por el viento de la tumba. Se mantiene junto con otras piedritas, todas
son símbolos de flores para nuestros muertos. Diáspora de piedras. Alimentan
leyendas las piedras del edificio de la Plaza Porlier.
Antaño fue prisión de mujeres y dicen los guardas de seguridad que en el
sótano, durante las noches invernales se escuchan los lamentos de mujeres
trastornadas que fueron castigadas en aquellas mazmorras, mientras los planos
del edificio hablan de cimientos trazados con piedras de río, de dilatación o
tal vez crujido de huesos.
Crujen
los lamentos de las piedras. ¿Insistes en que él es piedra?. No me cabe la
menor duda, Xurxo es piedra.
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