Saciarme, llenarme de tu presencia, de la
mirada, serena, suave, profunda llegar a buscar entre las inquietudes en los
fértiles remansos de alegría y entrega, lejos del ruido, más allá del silencio.
Estas son las huellas que permanecen en mis
libros cuando los cierro. Pintarrajeados y escritos en los márgenes, subrayados
sin ánimo de plagio, palabras sobre rojo capaces de colmar tu silencio, de
iluminar la nostalgia y acogotar la melancolía. Libros, viajes, sueños. Más
allá de los pétalos secos, mas allá de las manchas de chocolate está el deseo
de sentirse arropada por tus brazos, amada y feliz al abrigo de la autenticidad
contenida en un verso. Antesala del plácido sueño, transpasando distancias,
refugiándose en la noche estrellada donde la I y la S se tornan firmes y
decisivas en el descenso hacia las profundidades del inconsciente donde
encuentran respuesta los interrogantes que abres cada mañana en tus cuadernos.
Fecha y lugar en el que iniciaste ese viaje iniciático de palabras y una
firma legible por si transformas ese objeto en regalo o vehículo de transporte
para otras personas a las que te unirá el placer de compartir un tiempo y un
espacio dedicado al placer de la búsqueda y el encuentro de uno mismo
entrelíneas, en el mundo subterráneo que palpita debajo del texto, colmando de
sentido cada uno de tus pasos
Editado en Etcétera Nº45 junio 2004
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