lunes, 10 de septiembre de 2012

Humo


HUMO

         Aros pequeños de humo ascendían hacia la frontera del haz de luz. Subían lentamente ensanchándose hasta casi romper su redondez. Trataba de fijar la vista para seguir su camino, pero la oscuridad impedía traspasar la zona iluminada. El olor que desprendía era el inconfundible aroma del tabaco de pipa. Intenté localizar al fumador pero debía de esconderla en su mano, sabedor de la imprudencia que cometía.
El hedor de las hamburguesas y la mostaza me sobresaltó y giré la cabeza. A mi derecha, sentada dos butacas más allá, una pareja hurgaba en las bolsas de papel y abría coca-colas silenciando la petición de Humphery. Me levanté al compás de El tiempo pasará y me acomodé tres filas atrás.
El acomodador se aproximó con sigilo y encendió la linterna encañonando a la señora que dos butacas más allá de la mía fumaba en pipa. La invitó a salir y los seguí. Fui testigo de cómo la echó del cine.
         El médico me preguntó en el último chequeo si fumaba y tras titubear unos segundos le dije:
- Fumar lo que se dice fumar, no. Sólo me fumo un cigarrillo una vez a la semana en el cine. Pero es un homenaje a Bogart. ¿Se lo imagina sin su pitillo y su sombrero de ala?.

Publicado en Nemetón nº2 diciembre 1999

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