lunes, 10 de septiembre de 2012

AUTOPSIA

 

Son tus gestos los que exploro hasta alcanzar la única verdad posible y tangible, nuestra verdad, el vínculo que nos hace crecer. Las palabras confunden a veces. Palabras máscaras que nos llevan al abismo de los malos entendidos, las dobles interpretaciones y el consiguiente vértigo de la conciencia.

Son tus manos dando bofetadas al aire mientras giras y giras cual derviche, hasta marearte. Son tus palmas hacia arriba las que depuran tu necesidad de rebelarte ante el desconcierto de mi mirada por encima de las gafas, una mirada atroz, afilada, desafiante. Un esbozo de sonrisa en la boca y en los ojos cautela, recelo, prudencia mientras brilla en su fondo una serenidad, un sosiego traicionado por una fiebre cerca de la comisura de los labios, en el inferior.

El viaje de vuelta a casa, y un reencuentro con la garza solitaria mientras prosigue la carretera adentrándose en los túneles de la memoria, rescatando retazos de infancias y sabores intensos.

Y hoy por fin, un destello de luz lunar en esas pupilas asombradas, abrumadas por una cadena de pequeños detalles que serán los que te harán abrir bien tus sentidos para alcanzar a comprender mis flujos y reflujos. Esos detalles lograrán que dejes atrás el dolor que desencadenaron mis silencios.

Son otros los lenguajes que logran abarcarnos. Son los gestos y los actos más importantes que las palabras huecas: el préstamo de tus libros y un puñado de relatos para corregir, huellas de carmín rojo en la mejilla a lo largo de todo un día de escuela, un chocolate donde mojar lenguas de gato y osadías ajenas, un abrazo para empezar el día con fuerza y coraje, un cartel desplegado sobre una mesa con un nombre: Mernissi, un proyecto conjunto para no seguir ahogándome y quedarme sin reservas ... y como no, un bálsamo con receta contra el hematoma provocado por una avalancha de piedras, aquí en los límites de la Tierra Media. Esto son algunos de los gestos que nos sostienen con ternura al abrigo del caos.


Publicado en: Etcétera, Nº45, año XII junio 2004

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