martes, 18 de septiembre de 2012

ESCRIBIR



E
liminar las impurezas que se incrustan en la piel, aferrándose en el interior de los poros, deshacer el embrujo de las sopladoras de nudos con el coraje de la inmunidad que otorgan las certezas.
S
oñar con mundos lejanos para vivir en la cara oculta de esa luna llena, con sabor a queso.
C

onstruír el refugio para alcanzar la Vida y acoger a los amigos que te acompañan siempre en los largos trayectos sobre carreteras cuarteadas por el efecto del hielo así como entre las dunas. Una casa acogedora, confortable, con objetos que llevan grabada la historia de un encuentro emocionante y la fecha para tener una excusa con la que aglutinar a un grupo de amigos alrededor de una buena mesa.

R
eír a carcajadas, doblarse de risa hasta que las lágrimas estallen y alcanzar a cruzar la frontera entre la adolescencia y la niñez para volver a esbozar esa primera sonrisa con la que saludábamos a nuestra madre cada mañana.
B
ailando sobre las olas de esa funesta tormenta voraz capaz de devorarse a sí misma, despliego las emociones necesarias para sobrellevar las agresiones de anteayer y de hoy.
I
ntenciones ocultas sobre la mesa de operaciones, trueques emotivos en la era del ciberespacio. La palabra delata los secretos más ocultos, dejándome trazar mapas para legar a alzar el vuelo.
R
espirar el oxigeno regenerador de la alegría que nos conduce al amor. Retomar el pulso de  los acontecimientos para volver a gozar de lo placeres más sencillos que están al alcance de la mano.

Escribir por y para sobrevivir.


 Publicado en Etcétera Nº47, diciembre 2004, Zaragoza

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