jueves, 13 de septiembre de 2012

Viajar a través de la magia del cine



VIAJAR A TRAVES DE LA MAGIA DEL CINE

Ir al cine supone iniciar un viaje. Sentados en las butacas uno conoce lugares y épocas silenciadas, negadas, escondidas de difícil acceso. Se siente el miedo, la compasión, uno ríe, llora, en definitiva construye su propio itinerario a pesar de compartir el mismo paisaje. El periplo se inicia con la recepción para poder emitir una sensación, una impresión, la emoción que desata. Es el momento de generar en su interior el recuerdo de una vivencia, los fotogramas de otra película, un comentario que oyó pero no escuchó y tenía almacenado en el hemisferio de los asuntos pendientes. Para mí ir al cine es un acto de creación donde la necesidad de sorprender está presente. Así que os propongo iniciar este itinerario con una serie de películas con las que he gozado y me han permitido ampliar mi visión sobre la compleja realidad intercultural en la que estamos inmersos.
Así comienza SOL DE OTOÑO (1996). Director: EDUARDO MIGNOGNA.
- Hola, buen día, bienvenidos a Buenos Aires, aquí estás en tu programa favorito de la mañana porteña en este otoño en que las hojas empiezan a inundar las veredas, como alfombras bardiales.
Quizás no nos hayamos elegido pero aquí estamos juntos, así que es mejor que tratemos de sacar lo mejor de cada uno. Vamos a comenzar con este programa el día de hoy, como cada uno comienza su programita diario en su camita, lavándose los dientes, desperezándose el morro de la mañana, vamos a ver, de qué va todo esto.-

Mignogna nos muestra, bajo la cálida luz del sur, a los habitantes de la urbe, bajo los tejados de los barrios obreros y de clase alta donde la soledad inunda las entrañas y la búsqueda de un bienestar quieto lleva hacia el engaño como estrategia y con la llegada de ese viento cosquilloso que nos inunda cuando nos encontramos con el amor surge el temor, el miedo de permitirnos ser nosotros mismos, el placerr de lo inesperado y satisfacer nuestras necesidades. La mirada de Eduardo Mignogna nos hace transcender el sentimiento individual y adentrarnos en sus películas supone iniciar un viaje emocional que te hace recordar: el vínculo con la madre, la búsqueda de la propia voz, los mecanismos de defensa con los que cada uno enfrenta la realidad cotidiana...
ORIENTE ES ORIENTE (1999) Director: Damien O´Donnell 
Representa la risa, el buen humor, las mentiras piadosas que nos hacen más amable, sutil y llevadera la convivencia centre dos culturas tan distintas como la anglosajona y la islámica. Una convivencia marital donde la educación de los hijos es un acto de conocimiento, comprensión que nos lleva a desarrollar una convivencia basada en la tolerancia.
PECATA MINUTA (1998) Director: Ramón Barea.
A medio camino entre el humor y la ironía Ramón nos muestra un escenario: el convento, pero lejos de ser un lugar de recogimiento, reflexión, contemplación, nos muestra el deseo de escapar a través de un túnel que cavan dos de ellas con ayuda del cucharón de la cocina, huir para buscar un lugar en el que ya no tienen un sitio, vivir huyendo, sustituir al muñeco al que le da el pecho a escondidas por un bebé de carne y hueso y así acabar con la angustia existencial de no dejar huella alguna, las luchas de poder entre el sector renovador que viaja por Internet y el conservador que está velando la reliquia: el cadáver incorrupto de la madre superiora y cómo este va sacando la lengua. Y cuando la madre abadesa saca la lengua es la señal inequívoca de que va a haber alguna catástrofe (un cambio).
BAILANDO EN LA OSCURIDAD (2000). Lars Von Trier
Nos inquieta desde el primer fotograma, antes de los títulos de crédito con esa pantalla negra y esa música que aparece que nunca va a terminar, nos muestra siguiendo el hilo de los musicales esa realidad fortísima que aparece en los periódicos cada día y que neutralizamos aunándola en frías  cifras, pero la mirada de Catherine Deneuve o de Björk nos transmite la crudeza de la vida de los emigrantes, el sistema judicial americano, la pena de muerte, el acceso de los discapacitados al ámbito laboral, los abusos de la policía, la importancia de la amistad, y la autenticidad de este vínculo que se demuestra en situaciones límites donde no es fácil enfrentarse al tabú de la muerte. Y como colofón nos deja con un dilema en la cabeza. -¿qué necesita un niño de diez años a su madre o no perder la visión?.
Quiero despedirme de mis lectores con las ultimas palabras de Sol de Otoño hasta la próxima entrega de Nemeton:
- ¡Y si todos supiésemos qué vale la pena!. Este programa de sobrevivientes termina otra vez, como todos los días. Voy a salir a la ciudad, el horizonte no es el río como decía uno. Alguien espera por mí, yo estoy esperando a alguien, alguien nos espera a nosotros y quizás nosotros no sepamos qué esperar de los demás, de eso se trata. Mañana será otro día. Hasta mañana. -

 Publicado en: Nemetón Nª6, mayo agosto 2001

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