lunes, 10 de septiembre de 2012

MI YO-YO


Crecí con la esperanza de encontrar en una de mis primaveras a un príncipe multicolor. Él me llevaría de la mano sobre el arco iris, desde la crueldad de los violetas, a la esperanza de los verdes cálidos desbordados de amarillos limón. Mi lienzo blanco, inerte se iba doblando sobre sí mismo ante la fuerza de las decepciones y desilusiones que una digiere a medida que madura. La noche del terremoto comprendí que mi búsqueda era errónea y estéril. Debía de buscar un yo-yo con el que compartir mi camino, porque los hombres son como yo-yos a los que hay que lanzar con fuerza y determinación lejos de una. Pero sin soltar la cuerda para después calcular cuando darles un tirón suave y sensual logrando que retornen a nuestro lado, pudiendo así llegar a imprimirles el impulso necesario para ejecutar una acrobacia que nos haga sentir hermosas, poderosas y especiales.

Publicado en Etcétera, Nª29,  año VII ,1999

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