jueves, 13 de septiembre de 2012

Lucía y Medem


Lucía y Medem

Medem geógrafo de las emociones logra en su última producción, Lucía y el sexo, adentrarnos en las fronteras de lo más primario y auténtico que cada ser humano posee: los sentimientos y las sensaciones. Desde el tacto húmedo y suave del barro, la calidez de los fondos del océano que oscilan llevando a la mente del espectador desde los primeros fotogramas, hacia ese ligero mareo que sienten los habitantes de esa isla en la que todos hemos naufragado alguna vez. Una isla donde uno acude a olvidar, tratando de encontrar una parte nueva dentro de sí mismo capaz de darle fuerzas para seguir sobreviviendo bajo la cubierta de los tejados de la ciudad. Un terreno en el que debe mirar hacia el suelo para no caer en el mar si uno no sabe bucear, un lugar donde no hay dolor, y uno es capaz de encontrar la verdad que nos hace libres, brotan las lágrimas contenidas que queman nuestro interior.
La poesía madura fluye entre las imágenes teñidas de azul y blanco incandescente, se asoma entre los diálogos :"mi abuela me contó que mis padres y mi hermana se fueron de viaje y en el cielo abrieron una papelería librería con alas, porque la del pueblo no les iba nada bien, ella contaba la vida su manera." La luna y el sol, Luna y Lorenzo, símbolos y prototipos en esta película de roles tan comunes que al verlos actuar seguro que a la mente se nos vienen algún amigo o conocido. Sin embargo Lucia y esa chica valenciana, a la que hemos de seguirle la pista parra descubrir su nombre, representan en cierta medida ese otro yo ideal, esa valentía que nos falta para poner toda la carne en el asador y luchar por el amor que te agarra las entrañas y no te deja respirar, ni gozar de ningún otro, te detiene y te deja sin miradas para otro amor. Representan el coraje para enfrentar el dolor cada una a su manera, pero ambas en esa isla a la que ha de llegar el farero para que se reencuentren con la luz que nos da fuerzas para vivir.
Vínculos entre madres e hijas, padres e hijas desconocidos, amantes, deseos y fantasías, amistad, amor, sexo son los hilos de una trama que los entrecruzan cerrando el ciclo de esa luna llena resplandeciente y mágica que puebla los rincones de esta película y ese sol que se cuela por la ventana  de una buhardilla al son de una canción: un rayo de sol, oh oh oh, llegó a mi corazón oh oh oh oh oh... la vida y la muerte, la cara vista y oculta de esa luna mágica que nos alborota la pasión.
Lorenzo escribe y busca en la primera lectora de su obra esa emoción que sintió por su primera novela: me agarra por dentro y no puedo leer nada más. Comienza a escribirle un cuento a través de internet a Elena, ese cuento capaz de generar confianza, calidez, serenidad, alegría es el cuento que todos buscamos escribir y leer. Lanzo una petición desde aquí y doy algunas de las claves que la película ofrece sobre cómo debe ser. Así pues aguardo a que escribas ese cuento: Cuéntame un cuento lleno de ventajas donde al llegar al final aparezca un agujero que me lleve a la mitad del cuento, al momento justo en que poder enmendar los errores cometidos que nos han matado por dentro. Llévame a esa isla donde sus habitantes se marean y nos podemos caer por uno de los agujeros por los que el mar nos devuelve la posibilidad de volver amparándonos en la forma que deseemos. Cuéntame ese cuento que yo te daré el tiempo que necesites.
Mi oreja está en: www.evizcainoe@Yahoo.es

Nemeton nº7, 1999

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