martes, 18 de septiembre de 2012

Bebitos, piedras

 BEBITOS

         Dormías cuando llegué, boca abajo muy tapadita. Sólo distinguí tu cabeza. Los primeros brotes de tu cabello aparecían bajo un sin fin de mantas rosas.
         Despertaste en mis brazos, bostezaste y abriste los ojos a un nuevo día. Esos ojos grisáceos lo miraban todo. Se fijaron por un momento en mis gafas y parecieron asombrarse.
         Tus manos se agitaron, esos finos y largos dedos ya se agarraban a mi dedo índice con fuerza.
         Buscabas a tu madre en cada giro de cabeza, al entornar la mirada chupabas tu diminuto dedo pulgar como diciéndole a tu madre. - Tengo hambre, quiero mamar -.
         Mientras yo tocaba tus pies y eso parecía gustarte hasta que tu hambre fue tan voraz que comenzaste a llorar. Tus deseos no fueron oídos y te rebelaste contra el silencio. Con tu llanto lograste tu objetivo, que tu madre te diera de mamar.
         Contigo en los brazos me di cuenta de algo importante, que hasta ahora solo había podido imaginar: me enseñaste como comienza la vida con tu despertar. Primero un bostezo y una mirada atrás, luego un gesto, una mirada que comienza a explorar, para luego actuar y darse a conocer en el mundo hay que gritar, llorar y cantar.


PIEDRAS

         La fuerza generadora de la palabra, capaz de transcender al día de hoy y al de anteayer. Trazos que parten del único referente real, el estado de ánimo y la evolución de tu alma pétrea, lenta y humilde. Tienes razón, sos piedra. Piedra preciosa, piedra con que construir un horizonte por estrenar. Vienen a mi mente las piedras calientes que templan el lecho en las noches invernales mientras acaricio la pequeña piedra ovalada y negra que alberga el fósil de un pequeño habitante marino, que un saharaui me regalo en Tinerghir y pende de mi cuello.
         Piedras son memoria ancestral, son símbolos eternos. Pienso en los diamantes frágiles en su apariencia translúcida, capaces de cortar el cristal. Piedras preciosas, el rubí con su fuego pasional, el zafiro con su densidad oceánica, los poderes curativos del cuarzo, la protección de la malaquita, la música de los cantos rodados que a mis pies aguardan la marea y la pequeña piedrita de naturaleza arenisca del cementerio judío de Praga impidiendo que el mensaje a un ser querido sea barrido por el viento de la tumba. Se mantiene junto con otras piedritas, todas son símbolos de flores para nuestros muertos. Diáspora de piedras. Alimentan leyendas las piedras del edificio de la Plaza Porlier. Antaño fue prisión de mujeres y dicen los guardas de seguridad que en el sótano, durante las noches invernales se escuchan los lamentos de mujeres trastornadas que fueron castigadas en aquellas mazmorras, mientras los planos del edificio hablan de cimientos trazados con piedras de río, de dilatación o tal vez crujido de huesos.
Crujen los lamentos de las piedras. ¿Insistes en que él es piedra?. No me cabe la menor duda, Xurxo es piedra.


Publicados en Cosiquines de Cadavedo Nº8, agosto 2010

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